martes, 1 de septiembre de 2015

LO QUE LOS JÓVENES ESTÁBAMOS ESPERANDO

Acabadas las vacaciones, no es el momento de hacer ruido ni de abrir el álbum de “selfies” para castigar aún más a ese chico o chica que vive sus últimos momentos para enfrentarse a los exámenes de septiembre. Parecía que no iba a llegar nunca, pero llegó. Ahora sólo queda embutirse la materia como sea, e incluso hacer chuletas de tatuaje, que aunque son muy eficaces, puesto que ningún profesor va a sospechar semejante locura, quizá, amigo estudiante, no te valgan de nada porque las recordarás sin mirarlas, pero si te apetece tampoco te va a pasar nada por tener otro tatuaje más. Esto me trae recuerdos de otros tiempos: de un chaval que en la época de “Greese” forró la carpeta con una foto de Olivia Newton-John, una actriz que le encandilaba y hasta se la sabía de memoria, pero luego renegaba por no haber forrado la dichosa carpeta con la tabla periódica de elementos, una tabla con la que hubiera conseguido el medio punto que le faltaba. Mala suerte, aunque era injusto que se quejase cuando la encantadora chica le había acompañado durante todo el curso. Pero hay más, porque alrededor de los exámenes siempre existió todo un ritual. Cada vez quedarán menos que lo recuerden, pero no hace tanto las pobres abuelas dejaban una vela encendida mientras el nieto realizaba el dichoso examen de reválida, prueba a la que se enfrentaba después de superar el cuarto curso de bachiller. Después, en sexto había otra y aquí solía ser la madre la que le daba un beso en la frente con estas palabras: “hijo mío, a ver si te haces un hombre de provecho”. Con el aprobado, el chico llegaba a la Universidad y allí tenía un abanico de opciones, entre ellas entrar en la tuna, y desde aquel pedestal, una de dos (gracias Aute por visitarnos estos días), o aprobar por ser un superdotado, o darse cuenta que la anacrónica vela de la abuela ya no alumbraba ni a la farola del mar de la copla. Pero eran otras épocas (hoy no ocurre eso, hoy los tunos estudian) y hay que decir que a la Universidad también se entraba para hacer carrera y abrirse puertas en el mundo del trabajo, y esa era la opción que tenía más seguidores. Nos interesa aquello, era bonito, sobre todo si lo comparamos con lo que ocurre en la actualidad. Ahora, ya se sabe, da tiempo a que te licencies en dos o tres carreras y aún no estar lo suficientemente preparado para el trabajo. Pero nada de venirse abajo, que esto lo va a arreglar esa Lomce del señor Wert, que a los requisitos de las tres carreras y algún máster más para que nos coloquemos como él, le ha agregado tres reválidas y otras tantas ocurrencias. Toda una genialidad. Esta era la solución que los jóvenes estábamos esperando.


En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo del martes 1/9/2015.

Acompañadme:

http://salamancartvaldia.es/not/59602/parque-de-la-alamedilla#sthash.9eH22zB3.dpuf

Título: "Parque de La Alamedilla".

3 comentarios:

  1. jajajajja. No te digo como copiaba yo en los exámenes.....................
    Lo peor fue cuando hice PREU. Jolines, aquí no pude copiar, y tuve que repetir.

    ResponderEliminar
  2. Fíjate que yo hasta en las oposiciones..............
    ¿Como lo viste???????????

    ResponderEliminar