Se me escapó el humor, se lo ha llevado la mar, esa mar harta
de jugar con saladas ballenas, delfines, caballitos y peces saltarines, la
misma que encontró en ti, Aylan, ese dulce caramelo que la sacaba de su
tedio, pero no supo que tú ni siquiera sabías nadar, tú, tan tierno, tan
frágil, una vez separado del brazo de tu padre, no tenías ni cinco minutos para
separar la vida de la vida eterna, y la vida, ¿verdad Víctor?, la vida es
eterna en cinco minutos, y ya era tarde, sólo cabía entregarse, pero la mar, en
su disculpa, preparó una cuna de olas, olas de plata, y te escoltó hasta la
orilla posándote dulcemente; ahí la mar sí estuvo enorme, Aylan, dejó la imagen más
digna que pudiera dejarse de ti, ni siquiera te quitó los zapatitos, como si
estuvieras dormido en la playa, instantánea que ni el mejor publicista hubiera
podido imaginar, algo sé de ello: crear estética puede ser fácil, crear
sentimiento es muy difícil y lo tuyo imposible, era la imagen de tus juegos, de
esos dibujos animados con los que tanto disfrutaste, y sin embargo eras tú,
ahí, inanimado, con tres añitos, la edad en la que un niño no puede comprender
que la sombra exista, ¡no es lógica tu partida!, después se ha escrito la mar de
artículos sobre tu fotografía, la mar de ellos, sí, y te hemos convertido en el
icono del éxodo y hasta hemos pedido a Dios otra señal de su existencia, que no
puede ser ésta, y pensamos, Aylan, en Dilüfer Demir, la fotógrafa de tu
cuerpecito inerte, la que realizó la fotografía de su vida, de tu sueño, que seguro
le pesará la gloria: ella nunca hubiera querido una instantánea Pulitzer como
ésta, ¡así es todo de contradictorio!, y tu propio padre vivirá la mar de
dudas, la mar, sí, la mar, al sentirse culpable de haber querido una mejor
existencia para ti… y tampoco es consuelo, por añadir más tragedia, que vayas
acompañado de tu hermano y de tu madre… adiós, amigo, no hay palabras...
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo del martes 8/9/2015.
Acompañadme:
Título: "Plaza Mayor".
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