Existen frases o imágenes que se te quedan grabadas para el
resto de tus días por su arte, trasfondo o extravagancia. Ejemplos de ello son
aquella impactante escena de “El perro andaluz”, de Buñuel, que nunca fui capaz
de ver completa, en la que una cuchilla impacta en el espectador rasgando el
ojo de una preciosa mujer; otra escena, ésta no de ficción, fue la famosa carta
de Dalí a su padre, en la que, como un lacre, deja una mancha de semen con el
siguiente texto: “ya no te debo nada”, y, como último ejemplo, aquella frase de
rebeldía de Mae West, tan expresiva y contundente: “cuando soy buena, soy muy
buena, pero cuando soy mala, soy mucho mejor”.
Ahora, otra mujer, ésta de aquí, de nuestra España, nos ha
ofrecido, sin duda alguna, la frase del año, pero sin arte y para olvidar:
“¡Qué hostia…! ¡Qué hostia…! […nos hemos dado… o nos han dado…, no se escucha
bien]. Y a estas alturas creo que no haría falta decir a qué se refería, ni
nombrar a la autora, pero por si alguno ha andado desaparecido en las pasadas
elecciones, el lamento, la frase o el pésame, como quieran definirla, fue
pronunciada por la alcaldesa de Valencia, doña Rita Barberá, mientras se
abrazaba a un presunto corrupto, el delegado del Gobierno Sr. Castellano.
Una frase esta última que sólo la puede mejorar Rajoy en las
elecciones de noviembre. Pero dejemos al presidente en paz y centrémonos en la
categoría del personaje, la tantas veces alcaldesa de la ciudad del Turia,
veinte años nada menos, y démonos cuenta de su catadura expresiva: “¡Qué
hostia!”. Si a mí de pequeño se me ocurre blasfemar de esta forma seguro que se
me cae el crucifijo encima sin haberlo tocado nadie. Pero nada, una alcaldesa
como ella que ha recibido tantos votos de curas, monjas, fieles católicos y
hasta la visita del Papa Benedicto XVI, que tanta prosperidad trajo en 2006 a
algunos políticos de su comunidad, ni siquiera pide disculpas.
Al menos, ya que sabe idiomas –¿recuerdan lo del caloret? –,
que diga los tacos en arameo, pues de lo contrario los niños los entienden y
van a pensar que todo es pura hipocresía. Y bien sabe ella, como madurita que
es, que si lo hubiera dicho delante de sus abuelos le hubieran dejado la cara
como un ninot de pizza.
Ánimo, valencianos, que veinte años no es nada. Esperamos
vuestra recuperación.
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 2/6/2015.
Acompañadme:
Hoy, como título: "Bárcenas, mentor".
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