martes, 26 de mayo de 2015

¿QUÉ MÁS...?

Andaba yo como todo el mundo, en la lectura atenta de las condiciones de licencia de un programa informático, cuando un amigo me llama por teléfono y me pregunta mi parecer sobre las elecciones celebradas el domingo.

–¿Qué quieres que te diga? –le respondo–, pues que no me explico cómo tardaron tanto en dar los resultados…

–Ahí estamos de acuerdo. En la época de internet y parece que los resultados los hubiera traído el motorista del caudillo…

–¿Y en qué no estamos de acuerdo? –le pregunto.

–Hombre tú te habías posicionado por los socialistas...

–Y tú por Podemos…

–Ya, pero ahora dependéis de nosotros para gobernar –me responde.

–Mal hecho, la palabra no es dependéis, porque quien vota socialista no significa que se halle indignado con los indignados.

–Pero van a ser difícil los acuerdos. Ya ves lo que le pasa a Susana Díaz –me señala.

–Bueno, amigo, te debo dejar, pero no olvides que la política es un arte y ahora se verá la mano que mece cada partido o si el interés por solucionar los problemas es una mera propaganda. Ya veremos.

Le dejo y me marcho a gastarme 20 euros a la tienda. Antes les voy a hacer una confesión: yo creo en las tiendas de los barrios, pero también pertenezco a esa generación que ha caído en las redes de las grandes superficies y esa libertad va a ser difícil que me la arranquen. Algunos dependientes o dependientas son insustituibles, pero otros/otras son insufribles. Hoy me atiende uno de esos que no te dejan pensar, un estilo Marhuenda que se dedica todo el rato a preguntarme: “¿Qué más…? ¿Qué más…? ¿Qué más…? ¿Qué más…? ¿Qué más?...”. Y al final remata: “Son 40 euros, caballero". Justo el doble de mi presupuesto. Tiro de tarjeta. (Esto cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia).

Pero yo le recordaría a ese dependiente alado que puede atender a otra persona mientras me deja pensar, y debe hacerlo con un amable: “Mientras usted se lo piensa, yo voy despachando a esta señora”. Pero, amigo, echo en falta aquellos profesionales de ultramarinos de antes, porque los de ahora, o se ponen las pilas, o a morir por Dios.  


Vuelvo a casa, enciendo el electrodoméstico y recibo otra sesión de políticoterapia. Éste sí es un gran supermercado que me ofrece la libertad de dar al mando sin que nadie me pregunte "¿qué más...". Así, en un canal me quedo con unas chuletillas de Podemos, en otro con una lata de Izquierda Unida, en el siguiente con una butifarra de Ciudadanos –de UPyD ya no les queda nada–, y el último me lo salto, pues de chorizo, chorizo, chorizo…, incluidos muchos que están a régimen en el propio partido, ¡estamos todos saturados!




En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 26/5/2015.

Acompañadme:

http://salamancartvaldia.es/not/59602/el-desahucio-del-pp#sthash.9eH22zB3.dpuf

Hoy, como título: "El desahucio del PP".



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