martes, 17 de febrero de 2015

QUIÉN SE ABURRE

Esta semana de las sombras, la pasada, desde que dijeron que se haría pública la lista de Falciani, algunos hemos estado en un sin vivir. Entre seiscientos y pico de españoles que aparecen en ella, el que pudiera tocarnos no era ninguna tontería. Habrá quien no nos comprenda, pero acostumbrados a optar por una colocación de enterrador entre quince o veinte mil individuos, las 659 plazas de Falciani, para ser más exactos, era un porcentaje nada despreciable entre 46 millones de nada.

Pero no ha habido suerte, siempre toca a los mismos. Ni una mísera pedrea. Otra oportunidad perdida. Razón llevan quienes dicen que al menos hay que comprar el billete. Miro la lista una y otra vez y encuentro apellidos de gran alcurnia. Me llama la atención uno, de los egregios, de esos que hicieron una gran labor en la España triste, de los que llegaron a verificar que los rojos tenían un “gen encarnado” dominante. Por supuesto, malo, y presuntamente aquel descubrimiento debía estar tan bien pagado que no supieron dónde meter el dinero. Por tanto, mis disculpas. (Pero no busquen el apellido. Es ilustrativo).

Ya hemos dicho que ha sido la semana de las sombras y hemos hablado de apellidos en el asunto Falciani, ¡ese presunto “traidor”!, con lo que nos viene a la memoria otro caso, el de Don Juan Carlos, acusado de esos supuestos devaneos que engordan a las chicas y nunca prescriben, y como la presunta camada, con perdón, vive con “cuatro apellidos falsos”, no vascos, quieren legitimarse como Borbón; pero ojo, que si el apellido fuera Salazar también lo pedirían, que así se apellidaba la esposa de Cervantes, nuestro escritor más célebre. Don Juan Carlos tiene todo el derecho de recurrir y a él se acoge. ¡A ver qué pasa!


Y así, entre sombras y cine, llegamos a la reina de todas ellas: el sexo. Sí, no se haga el distraído o la distraída, sobre todo las señoras, que son, en general, las que compran más libros y ven más cine, y uno de ellos, escrito por una mujer, les está gustando más en papel que la película. Y no es casual que así sea, puesto que en formato libro la imaginación se confabula con la reflexión, mientras que en la cinta, si te paras, pierdes la siguiente secuencia. Yo aún no he visto la película ni he leído el libro pero también sé que existe “50 sombras de Grey”. Y es más, con este libro y esta película siento la sensación de que la vida se repite. ¡Pero no vayamos a comparar!, que con “Histoire de O”, cuarenta años atrás, en el mismo paquete también nos envolvían la magia de lo prohibido.


En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 17/2/2015.

Acompañadme:

http://salamancartvaldia.es/not/59602/el-espiritu-del-78#sthash.9eH22zB3.dpuf

Hoy, como título: "El espíritu del 78".

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