lunes, 2 de junio de 2014

A LAS PRUEBAS ME REMITO

¡A veces qué barata sale la justicia! Cuatro meses de cárcel, que no cumplirá, y 500 euros, que apenas pagan los gastos de esa webcam oculta que salió al rescate, es la pena que una juez de Andújar ha impuesto a una cuidadora por moler a guantazos a una mujer de 84 años. Se desconoce si después de la sentencia la acusada ha hecho algún tipo de declaración, pero  deducimos que una psicópata y sin alma  como ella es posible que se lamente de no haberle roto las costillas por el mismo precio.

Lo más injusto de esa sentencia y de la ley que la sustenta, portada de telediario, es no condenar al monstruo a la cadena perpetua de los cuidadores de ancianos. A mí se me ocurriría colocarle una pulsera para que mantenga una distancia infinita ante cualquier persona que esté en esa fase de la vida en la que el capital se mide por momentos de ternura. ¡Cómo puede aún seguir trabajando!

Si para vivir necesita desfogar su agresividad, su sitio está en la selva. ¡A cuántas ancianas no les habrá aplicado sus métodos!  Imagino que, aparte del castigo físico, le habrá infligido el psicológico: “como se lo digas a tu gente, te mato”. Pero el llanto de la anciana ante sus familiares cuando la cuidadora estaba presente la delataba. ¡Quién dice que no hay Dios!

Benditas tecnologías cuando prestan estos servicios. Ahora, con las pruebas en la mano, si no le abren la cárcel, al menos que no le den trabajo en las guarderías. Este es el único o parecido  deseo del hijo de la víctima.

Vea mi nuevo artículo de los martes en http://salamancartvaldia.es/col/177/fernando-robustillo/

Hoy titulado: "Mujeres de Pablo Iglesias".

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