lunes, 17 de marzo de 2014

EN LA CHAMPIONS CON RAÚL DÍAZ DE DIOS

Todos tenemos una pasión reprimida en nuestro corazón. El abuelo, un abuelo del que les quiero hablar, había vivido toda su vida con un sueño inalcanzable: aprender a tocar el acordeón. Pero el abuelo, cuando niño, tenía sus manos en otra misión superior. Las manos de los niños de la posguerra eran de adulto, se encallaban y sus ilusionen se reprimían para siempre. 

Pero no por ello iba a dejar de ser feliz, ya que si no podía tocar el acordeón, nadie le iba a coartar el deseo de escucharlo. Año tras año esperaba impaciente las fiestas del patrón y en ellas no se despegaba del bullicio para volver a escuchar la Banda Municipal.

Después, llegada la juventud, en el baile del pueblo, la orquesta era buena o regular dependiendo del sonido de los pasodobles. Y ahí el acordeón se la jugaba. Era más fácil que se cansara el acordeonista a que lo hicieran los pies del abuelo agarrado a su novia de toda la vida.

Hasta que un día comenzaron a venir los hijos, y su amor por el acordeón, ya por televisión, tenía más de espectáculo que de sentimiento, y su pasión por él renacía con la música en vivo, cercana.

El tiempo pasó rápido, los hijos y nietos se habían hecho mayores y la vocación de acordeonista no había pasado a la prole, aunque sí lo fuera el buen gusto por la música. Se dio cuenta que lo suyo había sido por generación espontánea. Quizá el porcentaje de acordeonistas entre la población sea muy diminuto y él sólo era un verso suelto en aquel empeño.

La historia de este abuelo, mi suegro, se la contó mi mujer al joven acordeonista Raúl Díaz de Dios, reciente ganador del Premio Castilla y León de Jóvenes Autores 2014 y doy testimonio de que Raúl es un músico que emociona, que lo vive con pasión. Un tipo todo bondad y sentimiento, pues enseguida se ofreció a tocar para el abuelo. Un café le está esperando cuando la primavera avance y los abuelos viajen a Salamanca.


Pero si lo anterior encierra unas anécdotas personales, en los dos últimos años no son pocas las ocasiones que hemos disfrutado del arte de Raúl y ya sabemos que lo suyo es consistente. Él ya no se pertenece; en Castilla y León estamos de enhorabuena: RAÚL DÍAZ DE DIOS "toca como Dios”.

Vea mi último artículo en www.salamancartv.com/contributorpost/el-derecho-de-pernada-al-acecho/.

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