viernes, 13 de septiembre de 2013

QUO VADIS?

Amigos catalanes, aquí desde la orilla, donde mejor se observa la corriente, y tal como si fuera un señor Artur más que no estuvo en la metáfora, en este caso la cadena, me gustaría, sin molestar –pues éste no es un asunto de derechas o de izquierdas–, dejar escrito lo que ven otros ojos. Es fácil observar que quienes queman la bandera de España o la foto del hijo del último Conde de Barcelona aún no saben que Franco ha muerto. Pero ha muerto para todos: vascos, madrileños, andaluces… para todos. ¿Que quedan rescoldos? Seguro. Aquel señor que lo juzgue la Historia, pero un ejemplo de sus desaciertos fue atentar contra sentimientos etnográficos tan interiorizados como vuestro idioma, el idioma de vuestros abuelos. Pero pasados treinta y ocho años de aquello y después de vivirlos en democracia, la realidad es bien distinta. No somos EE.UU., Japón o Brasil. Estados Unidos es ejemplo de multiculturalidad, Japón presume de poseer un 90 % de raza pura y penaliza a quien es interracial, y Brasil, donde se asentaron distintos pueblos en tiempos no muy lejanos, optó por la asimilación forzada para que todos se sintieran brasileños, y aunque los de piel más oscura es factible que procedan de los esclavos traídos de África, existe un dicho popular que dice “que el dinero blanquea”.  De estos ejemplos, entresacamos el norteamericano, que a pesar de problemas puntuales, es el sistema que avanza por el mejor camino. Allí conviven, sin perder su etnicidad, incluidos sus idiomas, europeos, latinos, coreanos, afroamericanos, chinos, japoneses, etc., quienes disfrutan de una sociedad con acusadas diferencias sociales que no son ni mucho menos las de las comunidades españolas, pero disfrutan de un sentimiento americano común a todos ellos. Por tanto, con más razón habrá que abogar aquí en España por un modelo federalista que se le parezca, y en el que decir “soy catalán, luego español” no signifique ninguna vergüenza. Vargas Llosa, en reciente conferencia (leído en "El Mundo") piensa que el independentismo nos lleva a la tribu. Y no le falta razón. Los jefes de la tribu serán los guerreros más poderosos y ya se sabe que poder es dinero, y éstos querrán cada vez mayor poder para realizar mayores transferencias hacia el paraíso. Y como para muchos el independentismo será una cadena sin vuelta atrás, como les pasó a esos obreros votantes de la derecha, pregunto a mis amigos catalanes: ¿Qué será de vosotros cuando el problema no sea España? Ahora está en vuestras manos y si acertáis seremos los primeros en felicitaros.

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