domingo, 23 de junio de 2013
DISCREPEMOS, POR FAVOR
Creía que estaba solo con mi tesis y hoy recibo una ráfaga
de aire fresco desde el periódico de “pedrojode”, con perdón. Escribía Carmen
Rigalt: “no soy ni monárquica ni republicana, cuando quiero ayudar a la
Monarquía me pongo a imaginar una República presidida por Aznar y me entran
unos accesos de amor borbónico que ya quisiera para sí Luis María Ansón”. Esto
no se puede mejorar, justo lo que he
pensado multitud de veces, que no quita que Aznar no se pueda ganar la vida de
conferenciante. En mi caso, como otros muchos librepensadores socialdemócratas,
he militado durante treinta y ocho años en el juancarlismo (el Rey lo hizo bien
en la Transición y no hay árabe que se le resista), y ahí sigo, pero me niego
tanto a ser monárquico como republicano. La República tiene la gran ventaja, un
honor para todos los que apuestan por ella, de oxigenarse en las urnas. La otra
razón es la del ahorro. Se dice que la monarquía sale muy cara. Aquí es posible
que discrepemos: la república no va a salir gratis y la monarquía mantiene a su
alrededor una serie de personas que no tienen la angustia de ser renovadas cada
pocos años y, por tanto, viven sin la tentación de llevárselo cuanto antes. Eso
sí, la Ley de Transparencia la habrán
echado en falta, por fortuna para ellos y presuntamente, los colaterales y deudos de Don Juan Carlos. Pero aún hay
tiempo de rectificar. Quédense con esto: república o monarquía no merece una
guerra. Si todo el mundo tuviera suficientes conocimientos de Historia, debería
tomar como ejemplo la maldita guerra que sufrimos por aquel cambio dentro de una República salida de las urnas que impacientaba a los más necesitados y dio paso a la CEDA, ya que aquello significó un
vuelco completo a todas las medidas progresistas que se habían conseguido en
los primeros años que gobernó la izquierda. Así surgió el Frente Popular y así terminamos a “ostias”. Reconozco
que nadie es perfecto y puede que me esté equivocando más que nadie, pero si he
de ser honesto conmigo mismo debo decir lo que siento y lo que quiero, no lo
que debo. A mí me da igual que en su tiempo libre y con el sueldo de Rey, Don Juan Carlos tenga
una Corina o una Corona, eso es problema de la Reina, o que vaya a la cacería
de elefantes, que ya es triste que lo haga y que nos enteremos, pero lo que
nunca me gustaría es un desfile de elefantes por La Zarzuela cada cierto tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario