domingo, 5 de mayo de 2013
PROGRESO
Quería referirme al progreso y me encuentro con dos vías antagónicas
e irreconciliables por donde caminar. Una es la de las ideas y otra la del
consumo. Y para saber dónde nos encontramos sería bueno responder a unas
preguntas: ¿Es progreso tener 2.000 canales de televisión? ¿Es progreso que te
sigan 5.000 amigos en Twiter para decirles que hoy comerás dos huevos fritos
con puntillitas, jajaja? ¿Es progreso bajar la juventud a la infancia para que
no lleguen tan pronto al desempleo? ¿Es progreso dar libertad a las aves
domésticas? ¿Es progreso ir a la luna y no ir a una biblioteca? ¿Es progreso que
haya individuos que se escandalicen del toreo y no critiquen a su país donde se
aplica la silla eléctrica? ¿Es progreso quemar todas las metáforas
taurinas o hacer una hoguera con cuadros
de Goya o Picasso? Una persona es progresista cuando busca que se avance en la
defensa de los derechos humanos, cuando no se estanca en el inmovilismo aunque
tenga enfrente a los poderosos, cuando defiende la equidad de la justicia,
cuando altruistamente intenta que la vida de los demás sea más fácil, cuando le
tiran al suelo, se levanta, se sacude y vuelve a tomar el mismo rumbo. Sin
embargo, de lo dicho, muchos dirán que el maltrato animal es una violación de
los derechos humanos; y eso es verdad, pero no digamos “no” a las costumbres de
un pueblo, sino mejoremos esas costumbres, mejoremos la lidia: que el picador y
el banderillero lleven en su pica y banderillas un sedante, que seguro que el
toro quedará igual de aturdido que con la pérdida de sangre, y que la muerte no
sea muerte, sino un sueño que lleve a los toros vivos a los corrales. Hagamos
la revolución, progresemos, no tengamos miedo a equivocarnos ni sintamos miedo
porque nos llamen indocumentados con nuestras propuestas. Estamos en mayo y
hubo una vez un Mayo del 68 en Francia donde la gente, principalmente la
juventud, se metió en medio de los caballos para reivindicar la utopía.
Aquellos individuos fueron progresistas y su lucha no fue en vano, cuarenta y
cinco años después sirven de referente para artículos como éste.
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