sábado, 6 de abril de 2013

MARCHA ATRÁS

La madre de Napoleón decía: “Mi hijo es muy inteligente pero tiene un gran defecto: no sabe perder”. Como todo el mundo conoce, terminó desterrado en Santa Elena. Pero ¡qué no llegaría a pensar allí! Adivino que su soberbia, creyéndose el “sursuncorda”, sería la de salir de allí como una nueva aventura, y al no encontrar salida, desvanecido su orgullo, su pesar quedaría en una enseñanza: en esta vida no existen segundas oportunidades, nadie puede volver a la cumbre de los veinticinco cuando ya se tiene cincuenta. Todo lo que sube, baja; es ley de vida. Si se pudiera detener el tiempo, y éste fuera virtual, como un juego de ordenador, Miguel Hernández se hubiera marchado para Méjico y García Lorca se hubiera quedado en Nueva York, ambos para gloria de la cultura; sin embargo, fueron arrollados por la barbarie en una edad temprana. Hoy día la vida está plagada de ejemplos que piden una segunda oportunidad. Urdangarín, aquel mozo saludable, deportista de élite, que paradójicamente llegó a ser el príncipe azul plebeyo de una infanta de sangre noble, hoy se cambiaría por cualquier recogepelotas de los que han acompañado su estado morganático. La infanta, princesa en tantos castillos, hoy derruidos, seguro que se conformaría con un ático en La Zarzuela, pero ahora, enrocada, nadie sabe dónde terminará, pues los brazos de Iñaki ya han perdido fibra y su padre y hermano andan diciendo, en discursos que ellos no escribieron, “que la justicia tiene que ser igual para todos”. Los niños, mi pena; ellos no tienen ninguna culpa.

2 comentarios:

  1. ¿De verdad crees Fernando que les va a pasar algo a toda esta panda de delincuentes??????????. ¡Por mucho que sea la princesa, princesa y el otro el mono de turno!!!!!!!!.

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  2. A las infantas les disculpa haber vivido entre algodones. Quizá el dinero nunca haya sido una preocupación en sus vidas. Es posible que les hayamos pagado una mala educación y estén viviendo otra realidad. Ahora comienzan a asimilar algunas cosas, pero como decía en mi relato, desgraciadamente no hay marcha atrás y para ellas la mayoría de edad no puede estar en los 45 años. Tendrán que asumir alguna cuota de responsabilidad.

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