martes, 5 de marzo de 2013

CEOE

Una vez consumadas todas las reivindicaciones laborales que con tanto ahínco, sin desfallecer, pidieron los dirigentes de la CEOE desde los comienzos de la democracia, ya fueran Ferrer Salat, José María Cuevas, el ejemplar Díaz Ferrán o el señor Rosell, es de justicia que les felicitemos porque hayan conseguido más de lo que pedían. El problema ahora, cuando se reúnan con los sindicatos, será darles explicaciones de por qué se han gastado en tan enorme tarta seis millones de parados y sobre todo los huevos que han tenido que cascar. ¿Qué trabajador tiene hoy bemoles para pedir un aumento de sueldo? ¿Quién para que no se lo bajen? ¿Para qué vale un comité de empresa en la actualidad? Cuando los señores aludidos eran presidentes con algo que negociar, la música coincidía con la letra en una misma ecuación: pleno empleo = abaratamiento del despido. Y el presunto preso Díaz Ferrán apostó más alto, su variable era: más empleo=pagar menos a los trabajadores. Una vez conseguido todo y más, y lo de crear empleo era una pantomima, estas ideas han calado en profundidad en empresarios de alto copete, sobre todo por el gran banquillo que tienen en el INEM, y siguen erre que erre "que lo hecho dará  resultados". Otros se quejan de que venden poco, de que no tienen consumidores, que los helados se le derriten porque vale mucho la energía para mantener las cámaras, que tienen que trabajar ellos porque si no mueven el género el pescado se les estropea ¿y cómo van a poner un obrero en su puesto, si no hay ventas para pagarlo? Estos empresarios son de perfil medio, confiadillos, no sabían dónde les iban a meter los grandes. Otros empresarios están pidiendo el flotador porque se ahogan y esos obreros al sol no se lo pueden tirar, ya se sabe que no se puede trabajar y cobrar el paro. Y, por último, está el empresario más sensato que aguanta el chaparrón y piensa sin decirlo que estos señores no les representan, y los que tienen responsabilidad de gobierno, menos. ¿Pero por qué se esconden estos empresarios? Si ellos no hacen la contrarrevolución por arriba habrá desesperación por abajo, y ayer por la mañana desayunamos con unas declaraciones del presidente de CEPYME en El Mundo en las que decía que “la protección a los parados ha evitado una revolución social”.  Pero el paro se acaba, señor Terciado.

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