Ratzinger, aquel ser inteligente que unido al carismático Wojtyla formaron un tándem casi perfecto, hoy convertido a Papa, yo le imaginaba ensimismado en la soledad de su cuarto con profundos pensamientos sobre su cuestionable infalibilidad, pero no, me he llevado una decepción. Es palpable que se está dejando llevar por la púrpura de ser Benedicto XVI y sin dudarlo les quita a los ateos lo único en lo que creían: el niño, la mula y el buey. ¡Buen belén ha armado Su Santidad! Precisamente el niño, la mula y el buey eran las piezas que nunca se caían, pues las demás te pasabas el día poniéndolas de pie. Que diga que el “cagoné” debería ir al paro, bueno, pero quitar a mis churumbeles la mula y el buey y decir que lo de la estrella es un cuento, es para que le dejen sólo para la Semana Santa, pues a las alegrías que nos está dando la crisis sólo falta ya que Su Santidad se cuele en las cabalgatas para decir “que los Reyes son los padres”. ¿A ver cómo le decimos que por culpa de Rajoy, Soraya y Cospedal no tenemos juguetes para darles? ¿Qué quiere, que los hagamos mayores antes de tiempo para engrosar las listas de paro? No creo que Su Santidad quiera tan mal a las criaturas, sino que esto va dirigido a los adultos. Su Santidad ha llegado a la conclusión de que los mayores, y los de aquí de España con más razón, somos unos ignorantes que nos creemos todo y, al menos, ha querido salvar a esos animalitos de dormir a la intemperie con los desahuciados. Comprendo que por su edad ya no pueda comer turrón y descorchar cava extremeño o catalán por estas Fiestas, nosotros tampoco por lo obvio, pero si usted no le pide al Espíritu Santo propuestas más inteligentes que las de desarmar el belén, debería renunciar al papado y descansar en su país, donde la señora canciller le pedirá poner en lugar de la mula y el buey un BMW y un Volkswagen. Con todo respeto, Santidad, que pocas veces juzgo sus pasos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario