Algunos individuos tienen mucho peligro, sobre todo esos que a su carácter psicópata les acompaña poder y dinero. Son elementos que van por la vida poniéndoles perfiles a las personas. Si encuentran en alguien virtudes que no les gustan, como pudiera ser la de librepensador, entonces realizan de él una caricatura para tratar de destruirlo. Es ese tipo de personas que escriben un discurso dando la vuelta a todo, e incluso serían capaz de cambiar el cauce de la vida para que ésta coincidiera con sus argumentos. Este es el principio del “mobbing”, y por ello entre las personas que padecen esta presión no están precisamente los más torpes de la clase. Un amigo que estaba inmerso en un problema de “mobbing” me decía: “Yo creía que no existía nada peor que el “mobbing”, y ahora me he dado cuenta que peor que éste, o para agravarlo, nos ha tocado vivir esta Reforma Laboral tan miserable”. “¡Los manipuladores de mentes ya podrán conseguir todo lo que quieran!”, apostilla. Le digo que no se desespere, que la vida es un tiovivo, que fortalezca su parte de tiempo libre con un hobby que le llene de verdad y se olvide de que exista el estímulo, la tranquilidad, la falta de presión o que todos deban ser buena gente y piense que él no tiene que arreglar nada porque de nada es culpable. Además, que no espere nada de los compañeros, pues éstos, “aparte de que defienden su culo”, si ven que te sancionan, te vejan e insultan, lo llegarán a percibir como tu estado natural. “Y tú cómo sabes todo eso”, me pregunta mi amigo. Esto viene de fábrica, igual que viene de fábrica el ser justo o injusto o ser querido o temido.
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