jueves, 4 de octubre de 2012

No al rescate sin referéndum

Nuestro presidente puede ser un gran registrador de la propiedad, nadie lo discute, además ganaría mucho dinero desempeñando su profesión, pero se empeña en hacer un gran sacrificio por su pueblo, cuando todos sabemos que su misión como político es la de gestor y, sin embargo, quiere ser ejecutor. Me explico. El señor Rajoy es el primer “cocinero” que llega a ocupar el lugar de su valedor. Ni Rodríguez Sahagún sustituyó a Suárez, ni Guerra a Felipe, ni Raúl Morodo a Tierno Galván, ni Caldera a Rodríguez Zapatero. Sin embargo, el señor Rajoy ha sustituido a su padrino, el señor Aznar, y, la verdad, quizá esté contracorriente. Es más, me atrevo a decir que está abducido por la ley de Murphy. Es decir, que si algo es susceptible de empeorar, existen personas como él que consiguen que esto ocurra. Como ejemplo, pidió un cambio de Gobierno a algunos incautos porque peor que con ZP no se podía estar, y sí, se está peor. Puso en marcha una Reforma Laboral para crear empleo y lo que creó fue un millón más de parados. Está empeñado en pedir un rescate porque es peor no pedirlo, y no, pedirlo va a ser mucho peor. Esto último hay que explicarlo: Va a ser mucho peor “para los mismos”. Sin menospreciar a nadie por mi parte, en Europa se obstinan en compararnos con Grecia (11.000.000 hab.), Portugal (11.000.000) e Irlanda (4.000.000). España tiene 47.000.000 de habitantes y, digan lo que digan, éste es el gran botín, que además cuenta con una mayoría absoluta financiera y todos sabemos que el dinero no tiene compasión. Italia está ahí, con 60.000.000, para distraer, pero Italia es intocable y los políticos italianos no podrán negociar nada que no quiera su pueblo. Por tanto, si hay rescate, se tiene que informar de las condiciones y debe convocarse un referéndum.

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