Un amigo me pregunta: “Te agradezco que toques todos los temas, pero cuándo vas a hablar de Cataluña”. ¡Joder, qué amigos! Hay que reconocer que es un tema incómodo, pero con todo respeto hay que opinar como español, como catalán o como catalán y español. Y he ahí que yo no lo puedo hacer de ninguna de las maneras. Yo no puedo separar ser español de ser salmantino, catalán, madrileño o extremeño. Y mis pensamientos no están en contra de los catalanes, sino en consonancia con los extremeños, madrileños o castellano-leoneses, tres regiones en las que he visto y veré pasar mi vida. Hace días, Vara, ex presidente de la Comunidad Extremeña, daba la cifra de 150.000 ciudadanos de esa región que emigraron a Cataluña y que tendrán que decidir, en caso de escisión, si dejan de ser extremeños. El “loco” Dalí se me aparece cada noche y me habla de su testamento: él quería que parte de su obra se pudiera disfrutar en Madrid y para ello hizo una gran donación que nunca llegó a respetarse. Y, por último, en Salamanca existe un Archivo Histórico Nacional en el que existían cuatro papeles, o cuatrocientos, que pertenecían a Cataluña, pero esos cuatro papeles, después de varios años de búsqueda, no deben de aparecer todavía, y mientras los encuentran, quizá para buscarlos con más detenimiento, no dejan de salir cajas y cajas del Archivo camino de Cataluña. Si el gobierno español está seguro que esto es parte de la herencia de ZP, por qué no corta la hemorragia. Cataluña, en muchos momentos de la Historia, ha sido un buen escaparate para España, y en la dictadura o en la democracia los gobiernos españoles le han ayudado a ser grande. Sin obviar que los catalanes han aportado lo suyo. Pero ser grande y culta no significa que el resto de regiones carezca de formación, y hablar de federalismo es algo distinto que quizá lo aceptase don José Manuel Lara.
Totalmente de acuerdo. Además, hay que pensar que, cuando la presa está herida, los carroñeros intentan sacar partido. Triste final si andamos así.
ResponderEliminarLo malo de esto es que desconfío del sentido común. Pasamos por momentos de tanta incertidumbre que algunos mediocres pueden salir victoriosos. Gracias.
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