viernes, 7 de septiembre de 2012

El olvídeo

Es la plaga del siglo XXI. No existe nada ni nadie que pueda escapar de ella. Quién nos  asegura ahora que no llegaremos a ser un friky mundialmente conocido. Ahí está el caso de doña Cecilia, que con todo respeto pasó de ser restauradora de restaurante a restauradora de un Cristo, al que ni cristo libró que lo dejara hecho un cristo. Doña Cecilia hoy es respetada por su hazaña, ya que un Cristo mohoso e  idealizado en una pared, no tenía nada que ver con la insinuación, el eufemismo, la ambigüedad y los nuevos tiempos, y Borja, su pueblo zaragozano, no el hijo de la pinacotera “Tita”, en lugar de salir en defensa de su Cristo castigando a doña Cecilia a la hoguera, la ampara y le da las gracias por la cantidad de japoneses que han visitado su pueblo estos días. El otro caso de olvídeo, ése que ha puesto el listón muy alto a quien quiera ser trending topic, lo ha protagonizado Olvido Hormigos, señora concejal de la villa toledana de Los Yébenes. Esta señora, en uno de esos descansos de la lectura de El Capital, y por sus ideas socialistas, no temerosa de Dios y para nada reprimida, se puso delante de la cámara de un portátil y se dejó llevar por el disfrute de su cuerpo. Hasta aquí todo normal. Pero si las pistolas las carga el diablo, los vídeos los cargan los enemigos, que son mucho peores, y lo que había sido un acto íntimo se ha convertido en escándalo nacional. Pero lo malo no es esto precisamente, lo peor es que haya robado protagonismo a doña Ángela Merkel, de visita por nuestro país, que se habrá llevado una imagen muy distinta de la que tenía de nosotros. Del “soy español, español, español…” o su creencia de que España estaba habitada por 47 millones de rajoys, tan correctos, con este cachondeo, su decepción será tan grande que lo vamos a pagar caro.

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