domingo, 22 de julio de 2012

El infierno

Para no quemarme doy saltos todos los días caminando sobre las brasas de la crisis. Una batalla perdida, ya que a un viernes malo le acaece otro peor y a las brasas le suceden las cenizas. Desearía marcharme a una isla solitaria a meditar. Me preguntaría por qué los resultados no acompañan a la preparación. Mi país se devasta. ¿Por qué? ¡Si tenemos un Gobierno muy preparado! La mayor parte de ellos han sido jugadores en Bolsa, y la inmensa mayoría de españoles, con una cultura digna, a lo más alto que han llegado es a jugar al Trivial. Entonces falla algo esencial, o sea, que la preparación de nuestros ministros sea numérica, memorística, informática, estadística, pero de escaso galanteo, y en la Bolsa, si personalmente han ganado dinero, habrá sido por pura casualidad. La Bolsa es menos sensible a las cifras que a los sentimientos, aunque parezca lo contrario, y si tú colocas el ventilador en la basura mientras arrasas con la estructura de un país y causas un terremoto en el funcionariado, dejas en precario a los trabajadores, asustas a las amas/amos de casa para que no gasten ni un euro, ayudas a quienes desahucian sin piedad, les quitas las medicinas a quienes más las necesitan, permites que se marche la juventud mejor preparada a fortalecer  otros países, entregas la Universidad  a niños con dinero, atracas a los ciudadanos subiendo los  impuestos, te conviertes en el hombre del saco de los niños y les subes los lápices y las gomas, vamos, ¡no dejas títere con cabeza!, ¿quién va a confiar en nuestro país? Subirá la prima, la deuda, se regalarán las acciones… y los demás países, como socios, lo único que querrán es tutelarnos antes de que se cometan más desatinos. Esto es lo que hay, sin hablar de la herencia recibida ni del programa oculto de Rajoy.

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