jueves, 28 de junio de 2012

Guindar a los pobres, ¡qué feo!

Miedo me da que nos tengamos que enfrentar a los alemanes. Mejor será que los elimine Italia y que carguen con las represalias, que aquí no queremos problemas. Es más, tengo la sospecha de que Grecia se dejó ganar. Cada gol, de los cuatro que le metió Alemania, servía para que la Merkel saltara de euforia, aunque con esas chaquetillas asexuadas que lleva no creemos que llegara a lo siguiente, una expresión que está de moda. Pero, por si acaso, los griegos parecían contentos de haber perdido. Antes de descubrir el fútbol, los únicos momentos de picardía que mostraba la buena señora eran por escuchar música “griegoriana” o “falo” portugués, que la dejaban totalmente sedada. Además, hay que reconocerlo, nuestro presidente siempre ha contribuido a relajarla, pero no cantando, sino dando el cante. La gran benefactora tiene la satisfacción de haberle hecho llorar muchas veces y de acurrucarlo si ha hecho falta: “Mariano, ¡qué pena!,  estás para que te rescate África”. “No, mi señora, que allí no me quieren. No sabe usted el carácter que tiene el presidente de Uganda.  No haga eso conmigo”.  “¿Y si te mando a Oceanía?”. “¿A las islas Salomón? No, por favor, haré cuanto me pida, allí me quería mandar un primo del ugandés como desagravio por mi ofensa (*)”. “Entonces, ¿qué hago contigo, Mariano?”. “Señora: Déme una limosna para los ricos, que no vea cómo me aprietan”. “¿Y cómo la vas a devolver, Mariano, porque esos se lo gastan todo y más que les des?”. “Déme una idea, señora”. “¿Una idea? ¿Pero cuál de los dos Marianitos eres tú? Vamos a ver, ¿en tu país no os enseñan Historia? Vosotros tuvisteis un Luis Candelas, ¿no?, pues 'guindar' como él pero al contrario”. “No le entiendo, señora?”. “Ya lo sé. Anda, vete, que don Luis de Guindos te lo explique”.
(*) Al parecer, nuestro “presi” animó al ministro de Economía a negociar con estas palabras: ¡Jobar, Luis, que no somos Uganda!

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