lunes, 25 de junio de 2012

El parkingson

No me voy a referir a esa enfermedad que cuando te atrapa te echas a temblar. No es eso. Me referiré al aviso de amenaza por parte de un flamante alcalde de construir cuatro parkings por imposición en una ciudad de gente modosita. Hablamos de esto entre amigos. “Bueno, hombre, eso no está tan mal. Protestas por todo”, me dice alguien. “¿Vosotros creéis? Por supuesto que estáis en vuestro derecho de pensar así, aunque no en lo de protestón. Mi problema no lo entendéis. Mi problema es que al final termino usándolos y de parking en parking se me va una pasta”. “Pues no los uses”, me dice otro. “Que te crees tú que es tan fácil…”, le respondo, “…En cuanto vean que no entras por las buenas, te hacen entrar por las malas”. “¿Pues cómo eso?”. “Mira, majete, si no los utilizas, habilitan como peatonales todas las calles de alrededor y a ver qué haces. A esto se le llama construir una ciudad VIP, que no estás a la última”, le informo. “Ahhhh, ¿para ricos?”. “No creo que sean tan Esperanza como para hacer ese tipo de ingeniería neuronal. Pero al final se parecen un poco”. ¿Y qué es lo que hace la señora Espe?”. “La señora Espe cobra el Metro por tramos. Si tú tomas el Metro y recorres cinco estaciones, a ti se te cobra un precio inferior al que viaja hasta la décima, y así hasta el final del recorrido. Claro, si te has comprado el piso en la estación 47 porque eres un “puto” obrero, ¿verdad, señora Esperanza?, entonces nadie tiene la culpa. La solidaridad es un invento socialista que nos hace ser obreros a la fuerza, cuando actualmente de mileuristas para arriba todos somos clase media y obreros son sólo esos indeseables de la 47 que se quejan por todo”. “Por tanto –tercia otro–, la culpa la tiene el PSOE y Zapatero por no haber quitado la “O” de obrero”. Me marcho. ¡Joder, qué tropa…!

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