domingo, 15 de abril de 2012
Un Rey sin suerte
Para muchos la duda está en la existencia de Dios, pues de la existencia del diablo no tenemos ninguna duda. Lo que nos extraña es que Su Majestad, con tanta experiencia, haya sido su última víctima. No sé si hará siquiera una semana que Froilán, su nieto, se pegó un tiro en el pie. Su Majestad lo visitó y es fácil de imaginar que le diría: “¿No sabes, Froilán, de que las armas las carga el diablo?”. Todos sabíamos que a Froilán, más que el pie, le preocupaba la regañina de su abuelo el Rey, pero enterrado aquel percance de Don Juan Carlos que le costó la vida a su hermano, lo que nadie sospechaba, y menos Froilán, es que su abuelo no tiene sólo un diablo, sino varios, y para más inri, le persigue el “hombre del saco”. Pero a lo que íbamos, después de enseñar a su nieto y decir aquello de Gila “yo sé de uno que se distrae con los regalitos de ‘Loewe’ y no atiende a su hijo”, se nos fue a cazar elefantes a Botsuana de incógnito, y ¡mira por donde!, hasta allí le acompañó uno de sus diablos, y ¡¡¡zas!!!, le chascó la cadera. Total que de aquello se ha enterado todo el mundo. Hasta Rajoy; sí, no se extrañen, que jugando con los recortables, diciéndole “¡¡¡sssí, sssí, sssí!!! a Montoro y a otros “diablos”, no tenía ni idea de las andanzas del jefe de Estado. Esta es la crisis y esto es lo que hay. Ahora, a recuperarse, Majestad, y luego ya veremos. Confíe en la cantera y en la Reina, sobre todo en ella, que a veces parece que no se la merece.
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