martes, 17 de abril de 2012

Carta desde el futuro

Transcurría el año 2012, había perdido el trabajo, me habían quitado la casa, y mi cabeza, de tanto mirar de reojo a una “prima” que no me hacía ni caso, quedó afectada de “tontículi”. Con este panorama, del albergue para pobres donde vivía, sólo salía hacia Cruz Roja para comer. Es verdad que no estaba del todo en mis cabales, pero mi lucha pasaba por no caer en la locura. Llegó un momento en que salí a la calle con una pancarta y la mayoría de la gente ni me miraba. “Volvamos a la peseta”, decía mi pasquín. Uno me dijo: “Está usted ‘chalao’ de remate”. “Muchas gracias”, le contesté, pues lo importante era que alguien me prestara su atención. Otro me dio un buen consejo: “Lo que tiene que hacer usted es trabajar”. Lo que no me dijo era dónde. Otro, de manera despectiva, decía a un amigo: “Éste sí que lo tiene claro…”. No me quedó otro remedio que asumir que yo era el único pobre cuerdo que quedaba. Y por fin pasó por allí un periodista y me preguntó en qué basaba mi teoría. “Gracias, señor. Mire usted, actualmente estamos intervenidos por el euro, con un margen de maniobra nulo. Si fuéramos dueños de la peseta, con devaluarla cuando hiciera falta, todo solucionado. Dos cosas ocurrirían al unísono: crecería el turismo y las empresas foráneas, al ser el dinero más barato, se pegarían por invertir en España. Como resultado de ello, cero parados y el consumo interior subiría”. -Pero algo negativo traería ese plan, me pregunta el periodista: “Sí claro, bajarían los pisos, los bancos en un principio ganarían menos dinero y los ricos tendrían que trabajar más y especular menos”. -¿Pero esto lo iba a permitir Europa? “Se ‘cabrearían’, pero seríamos libres para sembrar y hacer con nuestros excedentes lo que nos diera la real gana”. -Esto significaría salir de la Comunidad Europea... , subrayó. “Esto significaría tener trabajo. Así que no le dé a usted pena, que yo era europeísta como usted y ahora me doy cuenta que por arriba nos tira por tierra el señor Sarkozy y por abajo la señora Kirchner nos expolia”. Aquel periodista me ofreció trabajo en un periódico digital del que era dueño. Y desde allí comenzamos a combatir la globalización, el liberalismo y la modernidad hasta conseguir que la peseta desbancara a la señora Merkel. ¡Qué gran sueño!

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