Llegan los alemanes

Ha pasado el 29M y la huelga general ha sido un éxito. Unos han ejercido ese derecho por honestidad y dar testimonio de rechazo a un atropello, y otros, a la vez, trabajaron toda la madrugada informando a los trabajadores. Pero todos, los anteriores y los que no la pudieron realizar a causa de la velada amenaza liberalizadora, encontrarían un semáforo verde en la manifestación posterior, tan verde como la bandera andaluza, que ha sido enarbolada por todo el país a partir del 25M, y ha llevado en su vaivén un poco de oxígeno ante la ignominiosa pretensión -por mor de la mayoría- de entrar a saco en los derechos de los más desfavorecidos, la misma mayoría que se resquebraja arrepentida de haber entregado el voto al cordero celestial. Hace dos siglos entraban los franceses en España como Pedro por su casa, hoy la tutoría la ejercen los alemanes y el ejecutivo español la aplica con obediencia. Es el Montesquieu+Plus: poder legislativo, judicial, ejecutivo y tutorial. Y este último tiene mucho peligro. Llega con recetas mini-jobs de 400 euros, aparte de acabar con todos los derechos conseguidos por la clase trabajadora a lo largo de dos siglos. Para conseguirlo, después de la Reforma, toca el descrédito sobre los sindicatos.