lunes, 26 de marzo de 2012

El estigma del limpiabotas

Cuatro de cal y ninguna de Arena, pensará el Sr. Rajoy después de lo acontecido el 25M en Andalucía. “¿Ahora qui’hago, fistro?”. Nada, don Mariano, el Sr. Arenas es joven aún y los socialistas lo necesitan. Además, no diga usted que no tiene nada que ver con el Desastre del Arenal. Cómo se le ocurrió para la que iba a ser la alternativa torera de don Javier enviarle a los diestros Sr. Montoro y Sra. Báñez. La gente, en cuanto los vio por allí, recordó al hombre del saco y a Nuestra Señora de la Reforma, y usted quiso presentarlos como unos triunfitos para que los aclamara el pueblo. Fue un error. Usted, Sr. Rajoy, aunque sea un hombre de buen semblante y campechano, no deja de tener un problema, y su problema son los resúmenes de prensa que recibe, pues sólo le deben presentar las virtudes de sus candidatos y no sus defectillos. Le voy a contar algo que usted no sabe: Hace años hubo un sagaz periodista que convenció al candidato Arenas a realizar distintas poses para ilustrar un reportaje, y en una de ellas se trató de hacer una toma de don Javier en la silla de un limpiabotas, y éste acepto, ¡qué tenía de malo que le limpiaran las botas a un señorito! Pero los andaluces, que son muy finos, tienen buena memoria y con la que está cayendo, cada vez que ven a don Javier Arenas tienen aquella foto en la retina, y así no hay quien gane, Sr. Rajoy.

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