miércoles, 7 de marzo de 2012

Día de la Mujer

Tradicionalmente las mujeres han tenido una forma particular de expresarse que da cuenta de su sensatez (“no, si hasta que no ocurra una desgracia no van a poner remedio”). Y ellas fueron las primeras víctimas de un gran incendio en una fábrica de camisas de Nueva York. Murieron calcinadas 146 jóvenes inmigrantes de 16 a 23 años. Total, ¿quién las iba reclamar?, ¿qué derechos las amparaba?, pensaría el energúmeno del jefe, a quien sólo le importaba cerrar puertas y ventanas para evitar el saqueo. Así, sin ninguna escapatoria, dejaron su vida aquellas infelices. Este es el gran drama de la mujer, que siempre ha encontrado las puertas cerradas y las ha tenido que echar abajo con todas sus fuerzas. Unas veces para acceder a la Universidad, otras por el derecho al voto y otras por la paridad económica. Las dos primeras ya las ha vencido y la tercera está a punto de conseguirlo. ¡Faltaría más! Ahí andan algunos patronos diciendo que no hay derecho que la mujer gane menos que el hombre. Equiparémoslos. ¡Bajémosle el sueldo a éste! Toma castaña, de una “lógica” aplastante. Así la pareja será más pobre, pero no habrá discusiones entre ellos. ¡Santo Varón, don Mariano!, a quien tanto le deben con su Reforma Laboral hombres y mujeres. A este problema de pareja, ya resuelto, se une esa fea costumbre de la mujer de querer ser madre. “Pues que lo sea, pero con cabeza. ¿Acaso no va a tener tiempo cuando se jubile después de los sesenta y siete? Ahora se congelan los óvulos y después que tengan los hijos que quieran, pero no van a dejar las empresas empantanadas para traer parados al mundo. Que no lo hagan por nosotros, que nosotros tenemos bolsa de empleo gratis por todo África”. Mujer, es tu día: ¡¡Felicidades!!

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