Llegaré al Ateneo salmantino
y entre cacofonías metafóricas
de tiempos pretéritos
subiré el volumen a mis silencios
para que hable el alma.
Un alma con corazón de hielo
que se derretirá
por el calor amigo
y se evaporará
hacia el nítido cielo
de los poetas.
1/3/2012
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