domingo, 26 de febrero de 2012
La belleza y la genética
Me contaron la historia de un tipo que estaba loco por presentar a su novia a los amigos, y una vez satisfecho su deseo, dijo: “Eh, ¿qué os ha parecido?”. Al ver que nadie le hacía ningún comentario por si se molestaba, preguntó: “¿Pero no os habéis dado cuenta del lunar que tiene detrás de las orejitas?”. “Ahhhhh”, descansaron todos. “Es verdad, qué bonito…”. Esto es una muestra de que la belleza es relativa. Todos podíamos tener una respuesta condicional cuando nos preguntaran: “¿qué tal? ¿cómo está tu señora”. La respuesta sería: “¿Comparándola con quién?”. Y otros contestarían de esta manera: “Las hay mejores”. Pero esto, con el tiempo, dejará de ser un problema. Llegará un día en el que todas las mujeres serán guapas (pero bendita diversidad). Se acabará eso de que unos orgullosos padres enseñen la niña en el “Janet” y la gente diga: “qué guapa, está para comérsela”, sino que aparten la toquilla, se acerquen a verla y exclamen: “¡qué susto!”, “¡qué fea es la condená!”, mientras los progenitores respondan con total naturalidad: “¡no tiene nada que no sea operable”. Y aunque sea un método agresivo, son los dictados de la ciencia y la gente busca la felicidad, pero esto sería “martín-martín” (con la pasta por delante). Paralela a la intervención quirúrgica, estaría la cadena de códigos genéticos, donde un eslabón se hubiera soltado y entre parientes ha dado como resultado nacer con una pierna más corta que otra, algo que le condicionaría desde su nacimiento no para ser un Messi, sino para estar en igualdad de condiciones para caminar (esto es Seguridad Social). Ahí estoy de acuerdo con el “postdarwinismo”, igual que lo estaré si la corrección es neuronal para que sea un ser libre y feliz, pero nunca lo aceptaría para hacer una raza de “einsteins”, ya que el hombre o la mujer actual sólo hace uso del 10 ó 15% de sus capacidades, y si quiere ser más inteligente o cult@, que se esfuerce.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario