miércoles, 7 de diciembre de 2011

Superficialidad, no

La frase “tú no sabes ni lo que dices” tiene dos entonaciones: una atiplada y sin ganas de ofender y otra grave, que en su acentuación lleva cierta pérdida de respeto, y cuando se emplea, ya es demasiado tarde. Me voy a referir a conflictos en las parejas. Y como no puede ser que en la actualidad se aguante tan poco, hay que buscar las causas. Parejas que vivieron años de felicidad es increíble que terminen tirando todo por la borda. Los humanos se unen a otros para ser felices y nadie piensa que eso puede acabar como el reparto de una herencia. Pero, y aquí voy con mis reflexiones, muchas personas viven felizmente la vida con su compañero/ra hasta que uno de los miembros cae en el círculo de quienes frivolizan todo y hablan mal de la suya. Y no tiene por qué ocurrir que quien haya caído en un matrimonio aburrido diga que el matrimonio en general lo sea. Así que ¿paganines todos?, no, gracias. Si vas a tu trabajo feliz y cuando vuelves a tu pareja le ha cambiado el carácter, hay que pensar en la televisión basura que ha consumido o en las conversaciones negativas en las que haya estado envuelta. La televisión es una ventana abierta por donde se cuela la vida en tu casa y su contenido puede mimetizar a cualquiera, y si ello no fuera así, los anunciantes no pagarían. Además, en esta época, cotiza más lo inconsistente que lo normal. Por tanto, no debemos permitir que nadie confisque nuestro estado de ánimo, ya que es verdad que cientos, miles y millones de parejas van mal, ya no se aguantan, pero cada cual no tiene que esperar a que ese innumerable número de parejas se arreglen; su trabajo se tiene que limitar a solucionar las diferencias con la suya. La vida no es un carnaval, amigos.

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