jueves, 14 de abril de 2011
Sobró rencor
Hoy se cumple el octogésimo aniversario de un sistema de gobierno que nos dimos los españoles: La República. Ocurrió el 14 de abril de 1931, martes, aunque las elecciones se habían celebrado el domingo anterior, y como el recuento en la mayor parte de las capitales de provincia daba vencedora a la República, la gente no esperó más y saltó de júbilo: ¡¡Viva la República!! Exultantes, ocuparon la vía pública, y el Rey Alfonso XIII salió de España ignorado por su pueblo. Las celebraciones se alargaron porque la izquierda no se tomó la victoria como una alternativa a la monarquía, sino como una revancha de la dictadura-dictablanda del general Primo de Rivera, y una vez exiliado éste y en un proceso de transición en manos del general Berenguer, con la monarquía desprestigiada después de siete años cautiva y cómodamente instalada bajo el general golpista, se convocaron elecciones con el desenlace ya mencionado. A continuación, la desesperación dio como resultado que toda aquella gente de alpargatas que tenía puestas las esperanzas en el nuevo sistema para saciar el hambre, se radicalizara con más rapidez de la que el nuevo Gobierno realizaba las reformas. Y una mezcla de sentimientos contra la sociedad burguesa, los terratenientes y el clero por parte de los más oprimidos, terminó con la ocupación de tierras y la quema de conventos y de figuras religiosas. Esto tendía a explotar sin ningún tipo de control, y Alcalá Zamora en la Presidencia de la República, y Manuel Azaña en la presidencia del Gobierno, hicieron uso de la fuerza para poner orden, un hecho insólito que confundió a muchos de los que venían del anarquismo, pues nunca habían identificado el orden con la República, sino que buscaban una república sin ley. Por otra parte, el comportamiento exaltado atemorizó y radicalizó aún más a la derecha no republicana, que temía perder sus privilegios, pero a los cuales les dieron argumentos los anarquistas y comenzaron a unificarse en un espectro más amplio. Esto es a grandes rasgos lo que ocurrió en los primeros cien días, ya que nos faltaría “memoria” en internet para recoger todos los acontecimientos. La población octogenaria actual, a la que tales hechos les afectaba como hijos por estar en plena infancia, la componen dos millones de personas, y de ellas el 50% tiene móvil y un 10% está en la red, es decir, "pasan página" y dicen “nunca mais” por las consecuencias que trajo. Pero quienes podrían ser conscientes de lo que pasaba en aquel 1931, ya centenarios, se calcula que son unos 10.000 en toda España, y lógicamente están más preocupados de su salud que de la política. Pero muchas son hoy las personas de todas las edades que se alinean en las filas de republicanos juancarlistas o felipistas, una utópica República que nunca debería acabar en guerra. Va por ellos: ¡Viva la República!
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