Estaba yo en el sofá, en la sobremesa, medio-medio, sin llegar a dormir del todo, cuando escucho a “la Princesa del Pueblo”, o sea, a la mismísima Belén Esteban, decir que se presenta, o mejor, que “lo juro que me presento”.
En esos momentos pregunté adormilado:
–¿A dónde?
–A las elecciones, a la Presidencia del Gobierno –me contestaron.
¬–No me lo creo. No es posible. Pero cómo va a perder esa mujer tanto dinero…
–Ahhh.
Imaginé qué mal momento estarían pasando Zapatero, Rajoy o Rubalcaba cuando se vieron con los papeles cambiados y en “Sálvame”, con Jorge Javier Vázquez. El uno hablaría de sus hijas góticas, el otro de su primo de Sevilla y Rubalcaba imitando a José Mota. Seguro que se acordarían cuando el pobre Peñafiel, curtido en mil batallas, se subió al debate con ella y lo perdió, no a los puntos, sino por KO, y si la Esteban no realizó algo escatológico con él fue porque estaba en el horario de los niños.
Me quedé pensando en nuestros pobres políticos y me hubiera gustado sacarles de la impresión en la que se sumergirían con aquel tsunami de la Esteban. Yo pido consuelo para ellos diciéndoles que la madre de “Andreíta-por-ella-matooo” es así, que fue un pronto, que rápido se le pasaría… pero al recordar que un día tuvo un pronto con Jesulín y ya dura doce años, me digo: “perdón por haber sido, un loco distraído…”.
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