El teletrabajo, tan denostado por muchos, quizá con el
tiempo llegue a convertirse en un lujo, pues significará tener un solo trabajo.
No sé si es peor eso que lo que sufre ese otro profesional que con el móvil
cargado, para no perder un solo e-mail, trabaja diez horas en la empresa y el
resto del día y de la noche se encuentra en estado de vigilia permanente. Se me
ocurre el oficio de broker, un hombre, o una mujer, tan preocupados de que no
se le escapen las últimas declaraciones de Montoro o de Draghi, que su descanso
es un duermevela con la radio permanentemente encendida para no perder una
noticia tan importante como que al señor Obama le haya entrado hipo. ¡Fíjense
bien, sería imperdonable no conocer hechos de tal trascendencia! No es extraño
que con este panorama, con todo respeto, nuestro querido Bergoglio esté
pensando en el presunto santo divorcio. Pero creo que esto no sería
solución para esas parejas que están los dos en el mismo estado y además les
toca realizar las tareas del hogar y atender a los hijos. Un caso éste de tal
locura que los hijos terminarán desfilando por los juzgados para separarse de
los padres. Algunos entendidos dicen que esto lleva muy mal camino, que no es
calidad de vida ni vida y que va a explotar por alguna parte, y otros al
contrario, que de explotar nada, sino que terminará en una actitud de total
impavidez por parte de la pareja y volverán a entender la vida, que no es la de
quedarse ella en casa, sino los dos, y si él es periodista, en un gesto de
cariño, ella le debe decir: “Sempronio, no cojas el teléfono a ver si va a ser
una noticia”.
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de martes 11/8/2015.
Acompañadme:
Título: "Plaza de los Bandos".
jajjajajaj Que bueno!!!!!!!!!!!!!!!!.
ResponderEliminarAsí tal cual, chico.