Una de ellas, “La Campos”, así la llama su hija “Terelu” y
no es una falta de respeto por mi parte. Tampoco voy a llamarla “monstrua”,
como le decía Rosario, ex Rosarillo Flores, el sábado por la tarde. “La Campos”,
la gran diva de la comunicación, tan popular en su campo como La Preysler, que
es la otra, en el suyo –“¿lo qué?”, diría un distraído–, sin embargo, siento
decírselo, doña María Teresa, a usted se le pronostica un papel de menor
relevancia en la Historia. Si no, dígame quién iba a recordar al señor Boyer en
el futuro –un intelectual dedicado a realizar complejas ecuaciones de segundo
grado– si no se hubiera casado con la popular filipina. A usted, doña María
Teresa, una presentadora estrella de sonrisa antibalas que cae bien hasta
cuando se equivoca, el futuro le tiene reservado un mausoleo entre el artisteo,
de lo que, sabe bien, es la única culpable por importarle un bledo la
posteridad. Hace unos días la recordé para mis adentros cuando me dijeron que a
una chica recién salida de “Supervivientes” –ese programa en el que uno de los
concursantes ocupa plaza por tener “un buen mandao”, al parecer los mismos atributos
por los que el señor Iñaki ocupaba plaza en la realeza [dixit don Leandro de Borbón]– siendo la chica, digo, entrevistada
por don Jorge Javier Vázquez, éste le señaló que la señora Preysler (por
cierto, ayer lunes en “El Hormiguero” simpática
e inteligente como nunca) se había enamorado de don Mario Vargas-Llosa, o
viceversa, a lo cual la chica le contestó que a la señora Preysler la conocía
todo el mundo, pero ese señor Vargas-Llosa quién “coño” era (*). Bueno, pudo
ser así o parecido, pero la anécdota es verídica. Convendrá conmigo, doña María
Teresa, en la maldad que tuvo don Jorge Javier en hacer partícipe a la muchacha
de una información que le podía dejar en evidencia. ¿No hubiera sido más fácil
informarle que usted salía con Bigote Arrocet? ¿Acaso alguien no ha oído hablar
de su compañero y del famoso “piticlín-piticlín” cuando le llevaba papeletas a doña
Mayra Gómez Kemp? Indignante, injusto, pero así es la vida, la popularidad de
usted y la del Bigote es más mediática, no es de libro como la de doña Isabel.
Y mire que siento decírselo, pero a la señora Preysler, de casada señora
Iglesias, de recasada señora Falcó, de viuda señora Boyer y de enamorada señora
Vargas-Llosa, tan elegante y de porcelana (que yo no digo que no tenga ningún
desperfecto), ni la sonrisa de usted, ni su carisma, ni su simpatía… (que yo no
digo que no tenga usted ningún lunar) bastarán jamás para quitarle ese espacio
en la gloria que el cantante lo llamó “lo mejor de su vida”.
(*) Nadie se ría, que tanto delito tiene esta chica por no
conocer a don Mario como quien, convaleciente del sarampión de la cultura, diga
que él o ella no conoce a Isabel Preysler o a María Teresa Campos.
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 14/7/2015.
Acompañadme:
Hoy, como título: "Cien días es demasiado".
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