Por fin llega julio, comienzan las vacaciones y no en todos
los hogares son papá y mamá los que deciden dónde se van a pasar estos días. A
veces es ese juez o jueza quien dispone por ellos. Con papá se van los niños la
primera quincena. Él se llama Carlos y sus hijos, de siete y seis años, se
llaman Raquel y Raúl. Carlos está feliz de poder pasar unos días en la playa
con ellos pero Raquelita le da unas indicaciones de mamá para que las lea [“No
olvidar dar las pastillas a Raúl (comida, desayuno y cena), cuidar de no
comprarle chucherías, por favor; evitar que no se limpie los mocos en la
bocamanga, que después cuesta quitarle la costumbre; que no tomen muchas cosas
frías; Raquelita que realice los dibujos del cuaderno… etc.]. Ha alquilado un
apartamento en Punta Umbría y allá se va todo ilusionado. Él, al contrario que
su ex, no ha rehecho su vida, y el marido de su ex, Ricardo, a quien llaman
Richard, es un “fenómeno”. Nada más entrar en el coche, a los niños les falta
tiempo para decirle a su papá lo bien que lo pasaron con Richard la Semana
Blanca en la nieve “todos los días nos llevaba a la hamburguesería”. Carlos
disimula y les dice que ha traído el parchís, la oca y un puzzle, “lo vamos a
pasar muy bien”. “No te preocupes, papá, que tenemos la videoconsola que nos
regaló Richard”, dice Raquelita. “A mí me ha comprado la camiseta del Madrid y
todo-todo-todo… los pantalones también y las botas…”, dice Raúl. “Muy bien, muy
bien, ¿cantamos una canción?”. “Sí, mete este CD, papá”. Los niños se ponen a
cantar pero papá no se la sabe… “Es otro regalo de Richard, ¿verdad?”. “Sííí”,
dicen al unísono. Hacen una parada a mitad de camino para comer y darle la
pastilla a Raúl. Pero Raulito no sabe tomarse la pastilla, después de dos vasos de agua el niño sigue sacándola de la boca, el papá no se lo reprocha y procura
serenarse, lo intenta otra vez, otro vaso más y el niño vuelve a introducirse
los dedos y de nuevo saca la pastilla como un trofeo. Le pregunta a
Raquelita si mamá, o Ricardo, tienen algún truquito. “Sí, papá, siempre le
compran un huevo kínder si promete que se toma las tres pastillas”. “Ah, bueno,
Raúl, yo también te lo compro”. El niño le señala la maquinita que está allí al
lado, le trae el huevo y esta vez se toma la pastilla a la primera. “Papá, me
duele la barriguita”. Se veía venir… Esto le recuerda la nota de su ex y se
lamenta: “¡los huevos no deben ser chucherías!”… Está pensando que menos mal que su Raquelita
es toda una mujer que le ha ahorrado una llamada a su ex, pero se confirma que
aún es una niña:. “Papá, cuando Richard o mamá le compran el kínder a Raúl
también compran otro para mí!”. “¿Eh? Sí, hija, yo también”. Las vacaciones acaban de empezar. ¡Felices días!
Hoy, como título: "Las zapatillas y los paganinis".
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 30/6/2015.
Acompañadme:
Hoy, como título: "Las zapatillas y los paganinis".
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