No está mal que de vez en cuando ayudemos al presidente de
nuestro país para que vea la luz tal como nosotros la vemos, no como le
alumbran sus aduladores. Vamos a hablar de un hecho muy puntual. Por ejemplo, yo
creo, señor Rajoy, que en la concesión de la Medalla al Mérito en el Trabajo nosotros
no le habíamos pedido tanto. ¿Sabe usted a qué me refiero, verdad? Finalizada
la manifestación del 1 de mayo, llegamos a casa a la hora del telediario y nos
chocó un poco ver cómo usted le imponía la Medalla del Trabajo nada más y nada
menos que al más grande tenista español de todos los tiempos. Huelga decir que
a Rafael Nadal. Y, con todo respeto, señor Rajoy, usted no se ha pasado tres
pueblos, sino todo el espectro de países donde “vamos, Rafa” se aprende antes
que “papa” y que “mama”. No sé si me explico bien. Yo le quiero decir que la mayoría
de los españoles entendemos la Medalla al Mérito en el Trabajo como algo
diferente a la Medalla al Mérito y al Éxito en el Trabajo, pues para eso tiene
usted otros 364 días al año para imponerlas, ya que el 1 de mayo se recuerdan hechos tan execrables como los ocurridos en Chicago por defender un sueldo digno y
ocho horas de jornada, es decir, lo mismo que un siglo y pico después: un sueldo
y un horario dignos para la gente corriente. Creo honradamente que se equivocó
con Nadal. Su obra, la de usted, esa de la que se tiene que sentir orgulloso,
no son trabajadores como Rafa. La obra de su presunta recuperación económica
son trabajadores que vuelven a sufrir jornadas de trabajo interminables,
contratos temporales y sueldos por debajo del mínimo interprofesional. Y no me
diga usted que entre esos trabajadores no pudo escoger para concederle la
Medalla a uno que tuviera como Mérito ganar 500 euros y con ese capital pagar
la hipoteca, la luz, el gas, el teléfono, el transporte, la comida, la ropa, el
calzado, los impuestos y una cervecita en el bar para que el pobre autónomo no
cierre el chiringuito. Yo creo que para el señor Nadal, con quien yo sería un
miserable si le negara la constancia, el esfuerzo y la humildad, existen otros
premios, como los de Asturias, y si ya le han dado un Príncipe, denle otro de mi
parte. Porque mire, Sr. Rajoy, esta Medalla al Trabajo se suspendió en tiempos
de la República. ¿Y sabe usted por qué? Porque al final termina convertida en
todo un esperpento. Así, si lo de Rafael Nadal no es descabellado, puesto que
es un gran tipo, creemos que no es algo que se realice con propiedad, y si se
desvirtúa todo, terminamos por conceder el Premio Empresario del Año a don
Rodrigo Rato y el “Sor Teresa de Calcuta” a los bancos suizos. ¿Qué le parece?
Hoy, como título: "Tiro de gracia".
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 5/5/2015.
Acompañadme:
Hoy, como título: "Tiro de gracia".
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