martes, 21 de abril de 2015

EL FÚTBOL, SÍ SE PUEDE

(A mi hermano pequeño que hoy cumple 58 años)


Lo sé, no me lo recordéis, sé que no es lógico que pasado mañana se celebre el Día del Libro y a mí se me ocurra hoy escribir de fútbol. Os daréis cuenta enseguida del porqué de mi impostura. Lo primero que debemos admitir es esa envidia que nos corroe. Ya quisiera el mundo de la cultura tener el jueves 23 en las casetas el llenazo que tendrá mañana el Bernabéu para ver el derbi en Champions entre el Real Madrid y el Atlético. Pero como esto no va a ser nunca así, no nos vamos a quejar, ni a gesticular –como hace Cristiano cada vez que marra– por la decepción de no vender un libro a todo espectador que se acerque a las casetas. Hay que ser pacientes, ¡qué se le va a hacer! Ahí tenemos a Casillas, que el hombre no se queja y sin embargo siempre le ponen de portero, aunque si quiere le llamamos arquero o cancerbero, pero no cambia su situación y si nos vamos hacia otras épocas, lo de arquero perdió sentido porque la portería no forma un arco y llamarle cancerbero tampoco es muy indicado, puesto que procede de la mitología griega y era “el perro que guardaba las puertas del infierno”. Por tanto, nos quedamos con lo de “portero” o en su defecto lo llamamos “guardameta” y así quedamos como dios. Yo recuerdo que ya desde chico, por no sé qué extraño maleficio, los que mejor regateaban sin embargo eran quienes peor usaban las manos a la hora de hacer caligrafía. Bueno, tengo que corregirme: he dicho “regateaban” y esa no era la palabra, pues cuando yo era pequeño no se regateaba, sino que se “churreaba”, con lo que se hacía más daño, incluso se intentaba sentar en el suelo al defensa con el engaño, que estamos en España y eso fue siempre más torero. Era algo así como lo que hace Messi, pero en aquellas fechas lo hacía nuestro Amancio Amaro, un jugador más vistoso pero menos efectivo. Lo de la bicicleta, esa que apenas le sale a Ronaldo desde que le dejó Ylenia, con toda la admiración que se debe reconocer a un gladiador como él, vino un poco después. Pero nuestra debilidad son los porteros, primero ese hermano pequeño a quien, abusón, colocabas entre dos piedras y le ametrallabas a balonazos para lucirte en aquel solar que fue el Cuartel de la Montaña, hoy templo de Debod, pido perdón, y luego esos otros a quienes se les relegaba a la portería en los colegios para que no estorbaran en el campo. Aunque en los partidos importantes, cuando se “echaba a pie” para elegir equipo, era conocido de antemano quiénes eran los que mejor paraban, que solían ser los más osados, pero eso sí, con aquellos patios tan pequeños, hacían uso de un código ético: “tirar de portería a portería era una guarrería”. No obstante, volviendo al día del libro, diremos que si nos organizamos hay tiempo para todo, y quienes castigan a sus niños con no ver un partido de fútbol cometen una grave injusticia, puesto que con el fútbol, cuando somos adultos, recuperamos momentos de amistad y de pasión que están más cercanos al alma que al insustancial realismo. Por tanto, el fútbol socializa pero también adormece a muchas personas, aunque si la sociedad les saca de su letargo, el ser humano reacciona y sabe elegir. A propósito, contaba Julián García Candau hace unos años que Jorge Luis Borges se atrevió a dar una conferencia en Buenos Aires la tarde en que Argentina jugaba contra Perú un partido decisivo en el Mundial del 78, aquel Mundial de Videla, y, sin embargo, contra todo pronóstico, abarrotó la sala. También podemos hablar de quienes compatibilizaron fútbol y cultura, como Albert Camus, que recordaba que cuando era niño siempre lo hacía de portero para no romper zapatos y evitar la zapatilla de la abuela. Y hasta tenemos un conmovedor poema de Miguel Hernández, “Lolo Sampedro, joven en la portería del cielo de Orihuela”, muerto contra un poste (una licencia poética, puesto que Lolo no llegó a morir por aquello). Y, para terminar, si alguien tiene interés en saber algo más del Día del Libro, diremos que en esta fecha, 23 de abril, murieron los genios más reconocidos por la Literatura: Cervantes y Shakespeare, y lo hicieron providencialmente por un cruce de calendarios –España utilizaba el calendario gregoriano e Inglaterra el juliano–, pero en realidad fallecieron con doce días de diferencia. Lo dicho: La cultura y el fútbol no están reñidos. Por tanto, mañana al partido y pasado mañana a las casetas. Y en Salamanca mucha atención a los autores salmantinos, y a una autora en particular, que promete y que con tan solo 17 años presentó su primer libro el pasado día 15 en el Liceo. Les aseguro que llega a la Literatura para quedarse. El libro se titula “Gifters”, la escritora firma con el pseudónimo de Colleen Brooks y la tarea editora es competencia de Desván Editorial.



En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes, 21/4/2015.

Acompañadme:

http://salamancartvaldia.es/not/59602/trabajo-y-castigo#sthash.9eH22zB3.dpuf

Hoy, como título: "¡Trabajo y castigo!".

2 comentarios: