A veces hacemos cosas absurdas, tan absurdas que es difícil
superarse. Y aun así existe gente que lo mejora. ¿Recuerdan aquel “sin ti no
soy nada” con el que don Alfredo le hacía la propaganda a Amaral y el dúo se
salía de sus casillas? Pues no se me
enfade Marta Sánchez, pero Tip, Gila, Summers, Chúmez y otros, hoy ascendidos a
angelitos, fueron soldados del humor
absurdo y hasta llegaron a generales.
Lo absurdo es paradójico. A veces la palabra en sí la
utilizamos para insultar y sin embargo detrás de lo absurdo se encuentran “los
lectores más inteligentes”. Y si no lo creen, ¿por qué subtitulaba de esta
manera la revista más audaz para el
lector más inteligente? Si no la conocieron, con toda seguridad habrán oído
hablar de ella. Hablo de “La Codorniz”, dirigida por Álvaro de la Iglesia, con
Tono, Mingote y algunos ya referidos. Un plantel de humoristas que escribía de
manera transversal y casi todas las semanas sacaban la revista a la calle
haciéndole regates a la censura.
Sin embargo, ahora no digan, aunque tengamos vivo a Woody
Allen, que el absurdo de la actualidad sea un arte equiparable. ¡Por favor!, hoy es más fácil. La actualidad está
llena de absurdeces, y ése es un gran vivero.
Por ejemplo, a mi actualidad se le han agotado las pilas y
no las volveré a cargar hasta el 22 de diciembre. Reconozco que tengo un problema
y no se puede caer más bajo en el problema. ¿No les pasa igual que a mí? Yo no
hallo la forma de ver cuánto me va a tocar al leer el reverso de los décimos de
Lotería. Hasta tengo tentaciones de poner el tema en manos de la Defensora del
Pueblo para que prohíba a las administraciones colocar esos “absurdos” sellos
que tapan el reparto de premios. ¿Qué intentan con eso? Año tras año nos
dejamos la vista al tratar de adivinarlos. ¿No protesta nadie?
Por otra parte, no seré yo quien quite la esperanza a la
gente o el veinte por ciento a Rajoy, ¡que se juegue a la Lotería, que al fin y
al cabo es la lógica más razonable para salir de la crisis entre las muchas
salidas que nos certifican los gurús de la economía! Pero dado mis orígenes
poliétnicos, como el de ustedes, me llega otro mensaje desde lo absurdo: ¿no
podían cantar las bolas en gallego, vasco, catalán y andaluz?
Y ustedes hagan lo que quieran, pero a mí me gustaría jugar el
número 20114, que son los dígitos del año que se despide, además del día, mes y año
en el que la Duquesa subió a los cielos y la Pantoja entró en la cárcel. Es
decir, la suerte de la desdicha.
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes.
Acompañadme:
http://salamancartvaldia.es/not/59602/los-malos-ejemplos#sthash.9eH22zB3.dpuf
Hoy, como título: "Las tretas".
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