martes, 30 de septiembre de 2014

PETER PAN SE PINTA

Hoy toca hablar de lo que es, no de lo que debería de ser. Así, si usted goza de una bella cuenta corriente y quiere ser guapa o guapo de verdad, debe ir a la búsqueda del mejor cirujano en estética y todo solucionado. Pero debe ser el mejor, no el que operó a la Duquesa, que Dios sabe dónde estará escondido.

Aunque ¡vaya usted a saber!, no siempre el resultado es malo, y puede ser que ese doctor sea el mismo que operó u opera de manera continua a la mismísima Carmen Franco, la mejor intervenida de España sin discusión. Una señora que, para los estudiantes de cinquillos, diré que aún vive y no se le conocen males de salud. Y siguiendo con la siguiente lección, debo decir que es la hija de Franco, aquel dictador que no mandó en España en la Edad Media, sino mucho después; es decir, tiempo atrás.

Sin embargo, esto de las cirugías, que había calado en las clases medias y semi-bajas como un regalo de cumpleaños, ahora, con tanto tiempo en crisis, la realidad prescindirá de ellas y pondrá de moda, como antes, los palmitos esculpidos por la naturaleza.

Así que aprovechemos para meternos con las barbie, que sólo eran clones que se llevaban de calle las entrevistas de trabajo, sobre todo para secretaria. Hoy, que no hay trabajo para nadie, también ellas, ¡no sé por qué!, son las que más ofertas reciben para bares de carretera, que si hacemos uso de la etimología no es cosa distinta que servir copas al pasajero, como en las antiguas ventas de El Quijote.

Pero bajemos otro escalón y nos daremos cuenta que la cirugía no ha sido ni es sólo cosa de mujeres. Pregúntenle, si no, a nuestro cantante más internacional, con permiso de Plácido Domingo, el prolífico Julio Iglesias; o al no menos donjuán de corte italiano Silvio Berlusconi, de quien dicen que está mal “cirugeado”, tanto que ven en su cara las bases de un cosido de pizzas.

Tampoco pasa desapercibida la suspensión en el tiempo de los Raphael, el hermano Pimpinela o el gran Camilo Sexto, quienes con un simple bote de pintura están dejando en muy mal lugar a famosos "oxidados" como Javier Sardá, Juan Pardo o Sergio Dalma, que por no cambiar cada noche las fundas de las almohadas dejan de aparentar veinte o treinta años menos.

En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes.

Acompañadme:



El título: “Directo al corazón”.

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