Hoy toca hablar de lo que es, no de lo que debería de ser.
Así, si usted goza de una bella cuenta corriente y quiere ser guapa o guapo de
verdad, debe ir a la búsqueda del mejor cirujano en estética y todo
solucionado. Pero debe ser el mejor, no el que operó a la Duquesa, que Dios
sabe dónde estará escondido.
Aunque ¡vaya usted a saber!, no siempre el resultado es malo,
y puede ser que ese doctor sea el mismo que operó u opera de manera continua a
la mismísima Carmen Franco, la mejor intervenida de España sin discusión. Una
señora que, para los estudiantes de cinquillos, diré que aún vive y no se le conocen males de salud. Y siguiendo con la siguiente lección, debo
decir que es la hija de Franco, aquel dictador que no mandó en España en la
Edad Media, sino mucho después; es decir, tiempo atrás.
Sin embargo, esto de las cirugías, que había calado en las
clases medias y semi-bajas como un regalo de cumpleaños, ahora, con tanto
tiempo en crisis, la realidad prescindirá de ellas y pondrá de moda, como
antes, los palmitos esculpidos por la naturaleza.
Así que aprovechemos para meternos con las barbie, que sólo
eran clones que se llevaban de calle las entrevistas de trabajo, sobre todo
para secretaria. Hoy, que no hay trabajo para nadie, también ellas, ¡no sé por
qué!, son las que más ofertas reciben para bares de carretera, que si hacemos
uso de la etimología no es cosa distinta que servir copas al pasajero, como en
las antiguas ventas de El Quijote.
Pero bajemos otro escalón y nos daremos cuenta que la
cirugía no ha sido ni es sólo cosa de mujeres. Pregúntenle, si no, a nuestro
cantante más internacional, con permiso de Plácido Domingo, el prolífico Julio
Iglesias; o al no menos donjuán de corte italiano Silvio Berlusconi, de quien
dicen que está mal “cirugeado”, tanto que ven en su cara las bases de un cosido
de pizzas.
Tampoco pasa desapercibida la suspensión en el tiempo de los Raphael, el hermano Pimpinela o el gran Camilo Sexto, quienes con un simple bote de pintura están dejando en muy mal lugar a famosos "oxidados" como Javier Sardá, Juan Pardo o Sergio Dalma, que por no cambiar cada noche las fundas de las almohadas dejan de aparentar veinte o treinta años menos.
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo de hoy martes.
Acompañadme:
El título: “Directo al corazón”.
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