viernes, 1 de marzo de 2013

¡QUÉ TROPA!

ME NIEGO A PERDER LA INOCENCIA
Hace quince días presenté en el ATENEO DE SALAMANCA mi libro “CAMINA, NO CORRAS”; y ayer, último día de febrero, lo hice en la ASOCIACIÓN CULTURAL TIERNO GALVÁN DE SANTA MARTA DE TORMES, días agradables, sin duda, y la vida camina y camina, y volvemos al encuentro de esas otras realidades que nos afectan y están ahí para fastidiarnos la vida. Además, se suceden tan deprisa, unas tras otras, que no hemos asumido un despropósito cuando tenemos otro encima. Pero yo  quiero pensar que todo es mentira, que la gente  exagera mucho. Por tanto, tenemos que tener sentido del humor y no cometer tanto dislate, quizá los pobres ricos se hayan equivocado. No les pidamos encima que pierdan el dinero. De eso trato de hablar en el relato/blonólogo de hoy:
¡QUÉ TROPA!
Hay que reconocer que estamos todos un poco desubicados. Están irritaos quienes un día ganaron un concurso y la ONG que eligieron como destinataria del premio fue NOOS. Hoy no se lo pueden creer y bastante hacen los pobres con no decirlo para que no se rían de los que caen en el timo de la estampita. Tampoco están bien quienes en la calle llaman chorizo al Sr. Bárcenas, que hasta es posible que haya sido sólo “un mandao”. En otros tiempos, cuando un listo era pillado con las manos en la masa, ejemplo del caso Matesa cuarenta y cinco años atrás, la gente de la calle era educada y no le decía nada y los compañeros de cárcel del señor Vila Reyes, que así se llamaba el dueño de la empresa, lo trataban como a un héroe: “Don Juan, cómo se lo ha montao, así se roba, a puñao, no como nosotros que somos unos pobres chorizos”. Tampoco se portan bien algunos periodistas con la secretaria de Organización del partido en el Gobierno, a quien no se le pueden hacer preguntas-trampas que le estallen en la respuesta. Tampoco deben poner el grito en el cielo esos que se escandalizan porque presuntamente le compramos un traje de comunión al hijo de una ministra. ¿Qué querían, que le compráramos uno de mariachis? Y de la Reforma Laboral, qué decir, ¿no hay nadie que le vea nada positivo? ¡Eh! ¿Nadie? Aquel del fondo: ¿Qué piensa usted? “Nada bueno”. Pues entonces cállese. “No, ahora déjeme que le diga: Yo quiero que nos devuelvan la dignidad robada. Quiero que nos quieran como se quiere a un perro, no como se quiere a un obrero. Quiero…”. Por favor, que le quiten el micrófono a ese desahuciao. Otro que ha caído en desgracia es el cobrador del frac, o de togas, qué más da, al que calumnian que pretende espantar a la clientela de jueces y abogados robándoles la cartera. ¡Qué maldad! Y no digamos lo que hablan esos que carecen de Educación porque son unos asfixiaos que no tienen ni para pagarla. Más caridad, por favor, tengan paciencia y esperen ocho o diez años a que se pronuncie la Justicia.

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