jueves, 21 de marzo de 2013

CON RESPETO

En mi primera adolescencia, cuando ejercía de lorito, tuve que aprender el Padrenuestro hasta del revés y en relieve, luego pasé a ser un águila y lo rezaba en playback, es decir, movía los labios y parecía de verdad, pero aquello significó un déficit en mis oraciones, y ahora lo siento, porque aquellos padrenuestros eran sociales, no como los de ahora. Así hay tanto desahuciado. Aquellos Pater Nostre venían a decir “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, que era la dación en pago y no seguías debiendo nada. ¿Qué pasó? Lo que tenía que pasar, que lo dejó Jesucristo en herencia pero no cubría los intereses, gastos de jueces, guardias, procuradores y demás, y por tanto había que corregir a Dios, y se hizo como se hacen estas cosas, con sabiduría. En una especie de cónclave, el más espabilado diría: “Ya lo tengo”. Cómo, dinos, que has pensado, a mí no se me ocurre nada. “Veréis, si en lugar de perdonar deudas, perdonamos ofensas, caso solucionado”. Joder, qué tío, esto el Papa nos lo da por bueno seguro. Y así fue. Ahora hay gente que, con resignación cristiana, aguanta lo indecible, ¡y mira que los  indignados sin techo les llaman “ladrones”, “chorizos”, “judíos” y hasta “jesuitas”!, pero como son personas de buena fe reciben estoicamente estas ofensas porque la oración lo puede todo: “perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. ¡Manda huevos, Sumo Pontífice! Si usted quiere que ésta sea la Iglesia de los pobres, haga lo que le pidan los pobres y no se convierta en un “showpapa” y, como primer gesto, recupere el Padrenuestro de los pobres.  

1 comentario:

  1. Con recuperar el Padrenuestro de los pobres, no se soluciona nada.............¡Tendrá que recuperar a los pobres directamente!!!!!!!!!!!!!

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