Torero fino, clásico, que lució como nadie en la Fiesta de los noventa y principios del 2000. Son muchos los que aún recuerdan sus memorables corridas formando terna con “El Niño del Rajonazo” y “El Oreja”. Y nadie olvida aquella tarde en la que la Presidencia, emocionada, se quedó sin pañuelos, se quitó la camisa, le enseñó la tableta y le concedió una pata. Para “El Sobresaliente”, después de aquello, le parecía absurdo seguir toreando aquí en España. Tomó los bártulos y se marchó allende los mares a la conquista de nuevas tierras. Recaló en América del Norte, lugar de poca afición pero un reto para un rato, y por ello le nombraron impulsor del FMI (Federación de Maestros Insatisfechos) y por sus barrumbadas, al celebrar corridas “Joyescas” para mayor gloria de la Fiesta, fue un incomprendido y tres años después se vino de vuelta a España. Aquí, con un caché inmejorable, le ofrecieron torear en Madrid, donde fue un valor seguro durante dos temporadas, dicen que haciendo buena caja. Pero como tenía grandes aduladores a su alrededor y se sentía predestinado para mayores empresas, tomó el toro por los cuernos, agradeció los consejos de "El Niño" y conformó una cuadrilla como Dios manda. Desde diferentes lugares del país -La Rioja, Ávila, Segovia, Canarias…-, hasta un numero de siete, se trajo a los mejores toreros de plata, pero aunque fueran de plata cobraban como de oro. Y al no contemplar aquello de antemano, el experimento le puede salir muy mal. Por lo pronto, le han cortado la coleta, pero la mayoría sospecha que esto ya es tarde.
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