domingo, 12 de agosto de 2012

Merkel vs Del Bosque

Me voy a referir a los requerimientos, caprichos, o como quieran llamarle, de la señora Merkel postulándose para una cena con don Vicente del Bosque, también señor, que ya ha aceptado con la única condición, no se enfaden las feministas, de que la cena la paga él. Nadie duda de que la elección sea sana y divertida, pero un poco oportunista. ¿Pero de qué quiere hablar la señora Merkel con nuestro seleccionador? ¿Le va a pedir un delantero centro para gobernar nuestro país? Ya sabemos que es un lujo cenar con nuestro salmantino-español más laureado y querido, pero, señora, usted lo que tiene que hablar es de política y para ello cene usted con el alcalde de Marinaleda, que seguro estará más informado que don Vicente. No junte usted las churras con las merinas. De un tiempo acá, señora canciller, se está llevando en carros de Mercadona a todos los ingenieros, doctores, científicos y demás “rara avis” que teníamos en nuestra bolsa de paro, y hasta faltando a la lealtad con el señor Hollande, que los tenía en lista de espera para la vendimia francesa. Yo le pregunto: ¿Nos quiere ayudar de verdad? Como la respuesta sé que es positiva, porque usted es diplomática, sin ni siquiera cenar con su señoría, yo le propongo una solución: Señora canciller, usted tiene dos millones de políticos y nosotros cuatro, y como no sabemos dónde colocarlos, llévese usted a un millón y solucionamos el problema. ¿Qué le parece? “No comprend spanish”. He hecho lo que he podido, señor marqués, pero si usted aceptó de compromiso, creo que la cena es inevitable.

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