martes, 28 de agosto de 2012

¡He aquí el Arte!

No es para tomar a broma ni, con perdón, echar cuescos de ingenio atrevernos a realizar un análisis de las locuras ocurridas  con el Ecce Homo y el Códice Calixtino. ¿En manos de quién está nuestro patrimonio de arte sacro? Es sabido que el Códice estaba bajo la custodia de un chispa que hoy está arreglando flexos en la trena, ya que al parecer fue el único responsable del escamoteo del Códice y su posterior aparición milagrosamente millonaria entre el hedor insoportable de un millón de euros. A posteriori, las declaraciones del abad de la Catedral de Santiago, ante esas inoportunas preguntas que a veces realizan los periodistas,  no dejaron lugar a dudas de que la responsabilidad era sólo del electricista, “y es más”, decía el anciano cura, “sé que estamos ante el auténtico Códice porque en él yo acostumbraba a realizar unas anotaciones que no se han borrado”. Esto último es importante por enriquecedor, pues imagino que un Códice medieval estará lleno de faltas de ortografía. Por otra parte, la restauración del Ecce Homo a manos de una paisana de Paco Martínez Soria parece un hecho sacado de sus películas. Ella se puso manos a la obra con todos los permisos y como lo realizaba con más amor apostólico que un Miguel Ángel, o sea, como un Ruiz-Mateos cualquiera, el responsable del Santuario  de Misericordia de Borja ni siquiera se acercó para ver cómo llevaba la obra. Ahora se recogen miles de firmas para que ésta quede de la forma que la ha dejado la restauradora, cuando la artista dice que está inacabada. Más respeto. ¿Por qué no se recogen firmas para dejarle terminar su trabajo?

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