Viernes de ceniza

“Y así cada viernes” (M. Rajoy). Un amigo mío, presuntamente analfabeto político, me hacía este pareado: “Pienso yo que si el Sr. Rajoy sólo tenía estas soluciones, para qué se presentó a las elecciones”. Y proseguía: “Yo entiendo que si hago una publicidad de mi negocio, me equivoco en un precio y no me amparo con la frasecilla ‘salvo error tipográfico’, la Ley dice que tendré que vender ese artículo al precio de tal equivocación, o si no, multa al canto”. Mi amigo me pregunta a continuación: “Estamos o no estamos?”. “Estamos”, le contesto. Después sigue con su clase de Lógica: “Don Mariano Rajoy daba vomitera cómo chupaba micrófonos, se acercaba a ellos sin ser invitado y decía aquella cantinela: ‘jamás subiré los impuestos’, pero sin cubrirse con una frasecilla parecida, como podía ser ‘salvo error deficitario’. Por tanto, que pague con la dimisión, no que haga de ello su escudo protector”. Mi colega va embalado y continúa: “Otra que tal baila, su jefa en el partido, María Dolores de Cospedal, que anunció con todo alarde publicitario que el PP 'era el partido de los trabajadores’, y una vez que le entregaron el voto, se colocó los cueros negros y una fusta y les dio por todas partes. ¿A esto cómo se le llama? ¿Engaño? Pues que la multen y dimita”. Cada vez más crecido, como poseído, mi amigo comenzó a dar su parecer sobre los reajustes: “¿Para qué coño queremos el Senado? ¿Para divagar, poner cuatro comas y llevárselo en crudo…? Recorten aquí: cierren despachos, quiten ordenadores, coches oficiales, dietas de viajes, lo que quieran, y dejen como bueno, para aplicar a la Cámara Baja, su modelo de elección mediante listas abiertas. Después, por ejemplo, Urdangarín…”. “Quieto ahí, que te lanzas...”, le sujeto. Mi amigo, aparte de analfabeto político, está loco. ¿Cómo van a convocar elecciones y cargarse el Senado? ¡Qué diría Esperanza!, ¿de quién se iba a burlar? ¿de la clase política? No señor, para eso están los curritos.