Que Internet es el gran invento de nuestros tiempos, nadie
lo puede poner en duda, pero con matices, pues al hablar de Internet hay que
referirse al buen uso de este medio. No es desconocido para nadie que cada día
se multiplica el número de “sabios” que lo saben todo de internet, lo bueno y
lo malo, y que son un número directamente proporcional al de corderitos
indefensos que pululan por las redes como si las redes fueran un confesionario.
Es más, quien desee confesarse en las redes está en todo su
derecho, pero debe ser consciente de su atrevimiento, sobre todo para proteger
a los niños. Hoy se puede dar el engaño de acceder a un niño con toda la
información de nombre del padre, madre, hermanos, la casa donde vive y las
fotos de todos ellos para que un hombre o una mujer sonriente y de buen aspecto
pueda convencerle de que debe ir con él o con ella por mandato de sus padres. Y
lo dicho para un niño puede servir para un anciano. Por tanto, ¡cuidado!
También hay que ser precavidos con toda esa tribu de
empresas, aparentemente serias, que se dedican a ofrecer una serie de
programas, juegos o mejoras en tu equipo sólo con que les ofrezcas unos
inocentes permisos de acceso. De esto, unos aficionados a la Sociología realizaron
un estudio ofreciendo productos gratuitos con el único requisito para los
participantes que dar su conformidad a las normas por las cuales se regían
dicho concurso. Pero estas reglas o normas, como siempre, se encontraban en
inglés y, como siempre también, los individuos que tuvieron acceso daban la
conformidad. El resultado fue que más del 99% no las leía, si no,
dígame si conscientemente daría su beneplácito a un apartado como éste: “Usted
con este obsequio da la conformidad para, si la empresa lo desea, poder
quedarnos con su segundo hijo”. A esto se dio permiso.
Menos mal que se trató de un ensayo y una broma, pero
también fue una manera eficaz de conocer hasta qué punto la ignorancia o la
pereza, puesto que las estadísticas dicen que cuatro de cada diez españoles
saben inglés, nos puede llevar a semejante desatino. Después se analizaron las
actitudes y se llegó a la conclusión de que no era cuestión de ignorancia o
dejadez, sino de la fe con la que la mayoría de los internautas viven en las
redes, que más parece una religión que un espacio para recortar distancias
entre los individuos.
Por tanto, sin miedo a Internet, pero nos toca aprender, y si hemos de contestar a una pregunta, que ésta sea
breve y concreta. “¿A usted le gusta esto?”, diga “me gusta” y punto, y si
tiene algo que aportar, adelante con su comentario, pero que no le enrollen.
Título: Poesía Política y "Columnismo Mágico".
En www.salamancartvaldia.com tenéis mi artículo del martes 27/10/2015.
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