jueves, 6 de junio de 2013
VEO LUCES
¡Hola! ¿Algún amigo por ahí? Un saludo. Como decíamos ayer, o
quisimos decir, la incredulidad es hermana de la sensatez y permitidme que sea
un poquito más sensato que esos incrédulos que en cuanto ven humo blanco en
alguna estadística enseguida dicen “habemus papam”. Que las últimas noticias
sobre el paro son buenas eso es indudable, pero no nos engañemos, pues esta
cifra de 100.000 parados menos en mayo no son comparables con ningún mayo de la
Historia. Cuando el paro estaba en tres millones, ¡que ya son parados!, esos
cien mil menos hubieran supuesto 50.000 en aquel mayo antañón; por tanto, las
cifras de ahora carecen de valor relativo, seamos más prudentes. No me cabe la
menor duda de que esto acabará algún día, seguro, pero quién reparará los
daños. ¿Quién resucitará “El capital”, quién realizará “Saco & Vacenti” o
quién filmará el “Acorazado Potemkin” para que el ser humano, el de nuestros
días, el “homo sin derechos”, recobre la dignidad hipotecada? Decíamos ayer que
nos engañan como a chinos, una frase hecha sin connotaciones racistas que nada
tiene que ver con el chino de hoy, o quizá sí con ese chino que camina lento y
carga como la hormiga para llegar el primero a la meta. Ese chino que quiere
salir a flote para un día situarse en la superficie. Pero nosotros estábamos en
la superficie, ¡qué necesidad urgía para bajarnos a los infiernos! Sí, la
teoría económica lo dice: en un mundo globalizado tenemos que trabajar como
ellos, no para que salgamos todos hacia delante de igual manera, sino preservando
los derechos de una clase, la de las finanzas, aquellos que se levantan tarde y
juegan a la Bolsa desde la cama con un televisor de plasma. Creo que ningún
chino debe sentirse agraviado, pero por si acaso diré que son tan listos, que
en el cartel de un restaurante de la ciudad cuelga el letrero de que “los niños
de menos de 1,30 metros pagan la mitad”. ¡No sá jorobao!
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