“No existe otra solución que los recortes. Cuanto antes lo vayas asimilando, mejor. No te quejes que a mí me han quitado tanto”. Esto es lo único que se escucha por la calle. Lo están consiguiendo. Siempre se dijo que el rumor es la antesala de la noticia, ahora nos encontramos que la noticia es anterior al rumor. Montoro, ministro de Hacienda, es quien nos anuncia la subida del IVA y nosotros mantenemos la esperanza de que sea sólo un rumor. ¿Pero somos idiotas? Montoro de tonto no tiene un pelo, le pasa como a De Guindos, y ambos se van a sentar en ese Consejo de Ministros de la subida. Ahora, lo único que hacen desde aquel maldito diciembre de 2011 es la venta a plazos, nos van colando recorte tras recorte para una mejor asimilación. Eso por parte del Gobierno, pero acércate al banco a por un préstamo-colchón y verás lo que te encuentras, pues antes de decirles nada, te preguntarán si tienes dinero, y cuando les respondas que tienes una nómina, te dirán:
“Mire usted aquel cartelito”.
“Cuál. ¿El de la hucha del cerdito?”.
“No. Está usted ‘atolondrao’, ése es para los ricos; el otro”.
“¿Cuál? ¿El del piropo?”.
“Sí, ése. ¿Qué pone en él?”.
“No lo veo desde aquí”.
“Pues acérquese más”.
“Ah, ya: “Nena, vales menos que una nómina”.
“Jajajajajajajaja”.
El banquero ha repetido esta situación doscientas veces y aún se descoyunta:
“¿No os hace gracia? ¿No lo entendéis?”.
“Cállate, anda”.
“¿Que me calle? No sabéis nada. Ahora lo mejor es estar doce años en una empresa, coger la liquidación y largarse, después comenzar en otra y hacer lo mismo… pero no se te ocurra hacer el primo y estar treinta años en la misma empresa, que te echarán sin piedad y te pagarán como si hubieras estado doce”.
“Mire usted aquel cartelito”.
“Cuál. ¿El de la hucha del cerdito?”.
“No. Está usted ‘atolondrao’, ése es para los ricos; el otro”.
“¿Cuál? ¿El del piropo?”.
“Sí, ése. ¿Qué pone en él?”.
“No lo veo desde aquí”.
“Pues acérquese más”.
“Ah, ya: “Nena, vales menos que una nómina”.
“Jajajajajajajaja”.
El banquero ha repetido esta situación doscientas veces y aún se descoyunta:
“¿No os hace gracia? ¿No lo entendéis?”.
“Cállate, anda”.
“¿Que me calle? No sabéis nada. Ahora lo mejor es estar doce años en una empresa, coger la liquidación y largarse, después comenzar en otra y hacer lo mismo… pero no se te ocurra hacer el primo y estar treinta años en la misma empresa, que te echarán sin piedad y te pagarán como si hubieras estado doce”.
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