lunes, 26 de diciembre de 2011

El "toca huevos"

Algunos individuos cogen carrete y no dejan de decir ¡Feliz Navidad! hasta mediados de enero. ¡Tú qué sabes si esa persona quieren que la feliciten así!, díría don José María. Sería más correcto decir ¡Felices Fiestas! Pero todo esto es un “toca huevos” menor y yo quería referirme a esos otros que hablan de la cuerda en casa del ahorcado o de yernocracia en casa del Rey. Esos sí que son unos “toca huevos” de verdad. Luego existen los de toda la vida, los que dan la murga hablando de profecías y nos acojonan con que el mundo acabará en el año 2150. ¡Qué mala leche! Que no nos digan nada y nos dejen vivir tranquilos hasta entonces. Y peor que el “toca huevos” es quien da la patada en los mismísimos, ése sí que es malo. Y con él y con el cobrador del frac tendremos que pelearnos desde ya, o sea, en cuanto se disipe la Navidad y comencemos a decir ¡Feliz Año! ¿Feliz por qué? Ah, sí, ya sé, me contaron hace días un chiste en el que es posible que el próximo año seamos más machos que el año que hemos dejado atrás. Dicen que si nos miramos al espejo es posible que nos veamos cuatro huevos, aunque sea por puro espejismo, pero los veremos, y los de delante serán nuestros pero los de detrás serán los de don Mariano, que estará en plena faena. Por último, hay que decir que el malo malísimo de los “toca huevos” es el tiralevitas, es decir, el pelota de toda la vida, aunque para éste, que va por la vida más refinado, hay que prestarse a un lenguaje más acorde con su posición y le llamaremos “toca narices”, gente que hace de ello una profesión.

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